Ginebra. – Los beneficios netos del sector del transporte aéreo pueden alcanzar este año los 31.500 millones de dólares, un aumento del 15 % con respecto a 2023, y en 2025 seguirán creciendo hasta los 36.600 millones de dólares, una subida interanual del 16 %, según previsiones de las propias aerolíneas.
Según el informe anual de la Asociación Internacional del Transporte Aéreo (IATA), el próximo año se rebasará por primera vez la barrera del billón de dólares en ingresos (1,007 billones de dólares), un aumento del 4,4 % interanual, mientras que los costes crecerán a menor ritmo, del 4 %, hasta 940.000 millones de dólares.
Al mismo tiempo se espera que el próximo año el número de pasajeros suba un 6,7 % y alcance los 5.200 millones, según un informe que cita la llegada de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos o las guerras en Ucrania y Oriente Medio como posibles factores de riesgo para el sector.
En el año 2025 podrían alcanzarse los 40 millones de vuelos, y la demanda de los de pasajeros podría crecer un 8 %, según el informe presentado en la sede central de la IATA, en el aeropuerto de Ginebra.
Las cifras muestran que continúa el progreso de uno de los sectores económicos que más sufrió por la pandemia de covid-19, hasta el punto de que cerró tres años consecutivos con pérdidas (2000-2022) y sólo volvió a beneficios netos en 2023 (según cifras publicadas en junio se estimaron en 27.400 millones de dólares).
Un 1 % del PIB global
La barrera del billón de dólares en ingresos que puede superarse fue muy destacada por el director general de IATA, Willie Walsh, quien subrayó que ello supone casi un 1 % de la economía mundial, aunque, debido a los altos costes, los márgenes de beneficios son muy estrechos, ya que se calculan de un 3,6 % para 2025.
«En otras palabras, incluso para el buen año que esperamos que sea 2025, los beneficios son de sólo siete dólares por pasajero, por lo que con márgenes tan pequeños debemos mirar con lupa cada gasto e insistir en que esa eficiencia se mantenga también en la cadena global de suministro», subrayó, en alusión principalmente a operadores aeroportuarios estatales.
Esos beneficios por pasajero superarían según el informe los 6,4 dólares de 2024, aunque no alcanzarían el récord de 2023, cuando alcanzaron los 7,9 dólares.
IATA espera que el transporte de pasajeros genere el próximo año unos ingresos de 705.000 millones de dólares (a los que se añadirían 145.000 millones de dólares por servicios auxiliares) y el de carga unos 157.000 millones de dólares, en un 2025 donde se espera un volumen de cargamento un 5,8 % superior, hasta los 72,5 millones de toneladas.
Petróleo, guerra, Trump: las incertidumbres
La asociación calcula estas cifras suponiendo que se mantengan bajos los precios de los combustibles, uno de sus principales costes, siguiendo la tendencia de 2024 y después de que en septiembre de este año el petróleo se situara por primera vez desde el inicio de la guerra de Ucrania por debajo de los 70 dólares por barril.
Para 2025 IATA espera un precio medio del barril en torno a los 87 dólares, cuando en 2024 ha rondado los 99 dólares, aunque «si estos precios, por cualquier razón, no se materializaran, la previsión podría cambiar de forma significativa», alerta la asociación.
Al mismo tiempo, IATA considera que si pudiera alcanzarse la paz en alguno de los grandes conflictos actuales en Europa u Oriente Medio, «particularmente en el caso de la guerra ruso-ucraniana», ello podría tener impactos positivos en la aviación.
Respecto a la futura Administración Trump, las aerolíneas temen que los aranceles y las guerras comerciales que podrían llegar con ella perjudiquen a la demanda de transporte de carga o los viajes de negocios, llevando aparejados además inflación y subidas de tipos que serían negativas para el sector aéreo.
Al mismo tiempo, la IATA valora con optimismo la posibilidad de que Trump adopte una política favorable a los negocios como en su primer mandato (2017-2021), o que introduzca desregulación y simplificación de los trámites empresariales.
Walsh también advirtió de los problemas en la cadena de suministro que derivan de operadores de aeropuertos y otras infraestructuras que a menudo operan en régimen de monopolio, así como de «onerosas regulaciones» que en su opinión afectan a la eficiencia del sector y la búsqueda de beneficios.