¿Adoptará el gobierno políticas de recuperación de “cerebros fugados”?

¿Adoptará el gobierno políticas de recuperación de “cerebros fugados”?

¿Adoptará el gobierno políticas de recuperación de “cerebros fugados”?

Emiliano Reyes Espejo

Adoptar políticas dirigidas a recuperar cerebros que se fugaron por voluntad propia, por razones emocionales o por circunstancias socioeconómicas, deberá ser parte de las iniciativas del Estado y del empresariado dominicano con miras a que, a partir de este nuevo año 2025 se aboquen a tomar medidas dirigidas a retener y recuperar los talentos que son indispensables para sostener el actual ritmo de crecimiento económico que registra el país.

La situación no es nada fácil. Sobre todo en estos momentos en que países de la región, y particularmente República Dominicana, son “bombardeados de manera constante” con mensajes que colocan naciones desarrollados en las redes (Estados Unidos, Alemania, Canadá, etc.) dirigidos a captar esos cerebros.

Las propuestas provenientes de las  potencias son muy tentadoras, difíciles de rechazar por parte de élites profesionales que gozan de buenos atributos académicos y deciden emigrar (contra vientos y mareas) en busca de mejores condiciones de vida.

Naciones latinoamericanas como Perú, Argentina, Chile y Brasil, entre otras, se proponen lograr el retorno de sus talentos para integrarse a los nuevos planes de  desarrollo que se impulsan en estas naciones.

En lo que respecta a nuestro país, que conozcamos, no se impulsan por el momento políticas que auspicien los retornos de talentos. Se trata de algo sumamente complejo, en razón de que a partir del análisis de la situación socio-económica, será necesario crear las condiciones necesarias que motiven el retorno de estos cerebros.

Por demás, la emigración humana genera grandes beneficios a los gobiernos, incluso, a veces, más que el turismo. Los migrantes dominicanos a Estados Unidos, España, Italia y otras naciones europeas envían remesas millonarias al país. Por ejemplo, en el recién pasado año 2024 los migrantes que definimos como diáspora, enviaron al país más de diez mil millones de dólares, según datos sólidos reportados por el Banco Central. Se trata de una cifra demasiado voluminosa como, para que alguien se anime a aplicar iniciativas que desincentiven la partida de talentos y otros emigrantes que generan dichos recursos.

Que se vayan todos para que generen divisas. Esa podría ser la convicción más socorrida.

En ese sentido, se esboza el concepto adicional que señala que…“en tiempos más recientes, ha surgido un énfasis en la posibilidad de que esta dinámica sea diferente, sugiriendo que los países de origen pueden obtener beneficios más allá de las remesas económicas y demostrando que esto se trata de un fenómeno mucho más complejo y holístico”, nos dice Laura Marie Méndez Isabel, analista de investigación del Departamento de Investigación y Estudios Migratorios del Instituto Nacional de Migración de la República Dominicana.

En un trabajo de la autoría de Méndez Isabel que titula: “Emigración de talento: De la fuga a la ganancia y circulación de cerebros”, ésta se hace eco de los nuevos enfoques que plantean que “estas transferencias incluyen el intercambio de conocimientos, donaciones filantrópicas e inversiones”. “Importante destacar –agrega la analista- que estas contribuciones no implican necesariamente que las personas dejen de realizar aportaciones significativas o abandonen permanentemente sus comunidades receptoras.

Desde la óptica política ideológica hacemos referencia a la práctica que se atribuye al gobierno de Corea del Norte, régimen que se dice auspicia la emigración de trabajadores a distintas partes del mundo, y estos, según se ha propalado, están obligados remitir sus salarios o parte de estos a su país para fortalecer las divisas de la nación socialista, cuyos flujos están seriamente afectados por los bloqueos económicos, financieros y comerciales  impuestos por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Estados Unidos y otras naciones.

¿Dolor de cabeza para Latinoamérica?

En tanto se proyecta los presuntos beneficios de la emigración de talentos, en un artículo del PNUD sobre “Fuga de cerebros: ¿dolor de cabeza para Latinoamérica?” se plantea que “la realidad de América Latina se presenta bastante heterogénea”. Se sostiene que “en el Caribe y en Centroamérica la emigración de profesionales SÍ supone una pérdida dramática de capital humano. En aquellos países con economías más vigorosas, -como por ejemplo México y varias naciones de Sudamérica-, el concepto de “fuga de talentos” (o de cerebros) pasó a denominarse “flujo de talentos”, reconociendo así la realidad de la movilidad económica global”.

Asimismo, el experto en educación del Banco Mundial, Javier Botero, señala que “muchos países de la región están convirtiendo un hipotético problema (la fuga de cerebros) en una oportunidad”. Botero precisa que con la globalización, “la movilidad a nivel mundial es una realidad ineludible, y Latinoamérica tiene que aprovechar a la gente calificada que está fuera para trabajar en proyectos nacionales y ayudar también en la transferencia de conocimiento”.

Eso ha sido, según se afirma, lo que ha hecho China para lograr su impresionante progreso, ha conseguido el retorno de sus grandes talentos que residían en el exterior y hoy en día han regresado y están a la vanguardia del desarrollo tecnológico, científico e industrial a nivel mundial.

Reacción e ingenuidad

Al reaccionar en torno a mi anterior artículo sobre la fuga de cerebros como “barril sin fondo” para la educación y economía nacional, el científico y empresario agroindustrial, César Aybar, cuestionó que se le pueda llamar fuga de cerebros al referido fenómeno. “Pero en este país a ese fenómeno ¿acaso se le puede llamar fuga de cerebros?”

Aybar, graduado en una universidad rusa junto a su hermano, el también científico Diógenes Aybar (egresado con una ingeniería y dos doctorados), nos manifestó, haciendo alusión a mi trabajo anterior que: “si evaluamos bien la situación, aquí a nadie les interesa esos cerebros bien amueblados, que saben pensar y que son capaces de producir riquezas, y mucho menos, al gobierno”.

“En este país, -lamentó Aybar- la gente que sabe pensar, que tiene el cerebro bien amueblado, que ama de verdad su tierra, que son éticos, que comprenden el desarrollo en una dimensión y con una visión diferente, porque quieren de verdad que este país se convierta en un verdadero PAÍS, son un problema, y cuando no la matan físicamente, la matan moralmente”.

Sostuvo que el trato desconsiderado que reciben estos talentos, “provoca que esa gente (talentosa), con dolor de su alma, emigre allí, donde lo hagan sentir personas valerosas, donde les hagan sentir que, por lo menos, el conocimiento de ellos tiene algún valor”. “Toda esa preocupación disque de la vicepresidente y esas gentes, es demagogia”, subrayó.

Refirió que: “Ahí tenemos a Diógenes (Aybar, su hermano) de ejemplo, que viviendo bien económicamente en Nueva York,  trabajando en una alta casa de estudio (la Universidad de Nueva York) como profesor e investigador, además (de estar) muy bien valorado y muy respetado, románticamente renunció a todo allá para venir a su país, pensando que aquí iba a poder desarrollar todo aquello que soñaba, porque lo tomarían en cuenta. ¡Qué pena! Ahí está, olvidado, tomado en cuenta en algunas cosas de octava categoría, como para que no digan”.

Aybar, aunque valoró como bueno mi enfoque sobre la fuga de cerebros en el país, entiende que se trató de una ingenuidad de mi parte.

“Pero me alegra ver tu ingenuidad, porque para poder seguir avanzando aquí, hace falta mucha gente ingenua como tú”.

*El autor es periodista.