Por mucho que escriba sobre Susana Morillo y su partida definitiva ocurrida el sábado, me quedará mucho por decir para poner en su justo lugar a esa colega exquisita, jovial persona, fina dama, alma sensitiva y noble ser adornado con tantas otras cualidades positivas.
Recurro entonces a la brevedad, casi al silencio respetuoso, para decir este adiós salido de lo más profundo del alma y dedicado con amor a Susana, creadora y cultora de un estilo nuevo para hacer periodismo, y maestra, con el ejemplo, de las nuevas generaciones dedicadas a la crónica social.
Susana Morillo representó una época y tendrá que ser recordada como pionera en su género. Su huella permanecerá viva en los que, habiendo disfrutado del privilegio de su amistad, la quisimos y fuimos queridos por ella.
Adiós, Susana.