Cuando el cubano Randy Arozarena detonó otro cuadrangular en el primer inning del Juego 7 de la Serie de Campeonato de la Liga Americana, el dominicano Willy Adames saltó al frente de sus compañeros fuera de la cueva de los Rays, en el Petco Park. Esperó por el encendido Arozarena mientras celebraba y bailaba.
Cuando Brandon Lowe dio un batazo para salir del bache en el primer episodio del Juego 2 de la Serie Mundial el miércoles por la noche, Adames volvió a salir disparado de la cueva de los Rays en el Globe Life Field, para recibirlo con un choque de antebrazos, en frente del manager Kevin Cash. Luego del segundo bambinazo de Lowe en el partido, Adames saltó incluso más alto.
Si ves a Adames en el dugout o en el campo corto, ni sospecharás que está pasando por un momento difícil en el plato este mes. Lleva promedio de .136 –aunque encabeza a Tampa Bay con 13 bases por bolas—pero siempre lleva alegría y positivismo a la cueva de los Rays.
Un scout identificó esa tendencia de Adames años atrás, meses antes de que lo adquirieran los Rays como parte de un cambio entre tres equipos que llevó a David Price de Tampa Bay a Detroit en el 2014—cuando el quisqueyano tenía apenas 18 años. Ahora, a sus 25 es la pieza central del clubhouse de los Rays, siendo el líder emocional.
“Es raro para un jugador de su edad, pero una vez conoces a Willy, te das cuenta de que su personalidad es contagiosa”, dijo Cash. “Hay personas con esos rasgos, que logran que los demás se les acerquen. Willy está en el tope de la lista”.
Los Rays se han ganado la reputación de ser un equipo que descubre las ventajas e ineficiencias a través de los datos e información. Pero también comprenden el valor de la actitud de Adames y su inagotable energía. Ellos saben que esos rasgos siempre estarán.
“No me importa si estoy bateando .010, si puedo ayudar con mi defensa y energía, estaré bien con eso, porque no se trata de mí, se trata de ganar”, dijo Adames recientemente. “No ganas un campeonato gracias a un solo jugador. Ganas como equipo, y si puedo ayudar buscando la manera de mantener la energía alta y al equipo tranquilo, haré lo necesario para ayudar”.
De ahí vienen los bailes divertidos. De ahí vienen los choques de antebrazos en el aire. Cuando los Rays adquieren a un jugador nuevo o firman a alguien como el japonés Yoshitomo Tsutsugo, Adames hace lo posible para que se sienta parte del equipo.
“Fue la persona que se me acercó más cuando llegué”, dijo Tsutsugo. “Me hizo sentir bienvenido. Me hizo sentir cómodo. Él fue un factor importante en mi integración al equipo”.
Sencillamente,ése es Adames. Pregúntenle a Kevin Ibach, el director de scouts profesionales de los Rays y quien analizó al quisqueyano por primera vez en el 2014. Adames tenía sólo 18 años. Estaba recién llegado a los Estados Unidos y jugando su primera temporada profesional completa. Los Tigres veían con buenos ojos al campocorto, porque hicieron que ascendiera rápido hacia Clase-A.
Pero lo que más le llamó la atención a Ibach sobre Adames no fue necesariamente lo que hizo en el equipo de West Michigan Whitecaps. Sí, era un prospecto impresionante y estaba jugando a un nivel más alto para su edad, pero en el primer informe que hizo sobre el dominicano, Ibach destacó la manera en la que se comportaba con sus compañeros.
“Destaqué el hecho de que era el unificador de ese club”, dijo Ibach.
Desde la fila 15 de las gradas, es inusual detectarlo. Adames no había salido de la República Dominicana hasta antes de esa temporada, así que Ibach no sabía su nivel de inglés. Adames comenzó a aprenderlo en el 2013. La Liga del Medio Oeste suele estar dividida en grupos: Las selecciones del Draft amateur de secundaria suelen mantenerse juntos, los universitarios igual y lo mismo con los latinoamericanos.
Adames era diferente.
“Willy era la única persona que pasaba de grupo en grupo. No paraba de hablar y de sonreír”, dijo Ibach. “YO no sabía exactamente qué les decía a todos, pero la gente reaccionaba con una sonrisa”.
¿Suena familiar? ¿Qué tal esto?
“Lo primero que me llamó la atención fueron el carisma y la sonrisa”, dijo Ibach. “Llegas tres, cuatro horas antes del juego y el trabajo puede llegar a ser monótono. Willy es el adolescente que más se ha divertido en esas tres horas que cualquiera de los que haya evaluado en esa liga. Siempre con una sonrisa”.
Igualmente, una cosa es identificar el impacto positivo de un jugador en un equipo, pero es mucho más difícil identificar a un joven de 18 años en la Liga del Medio Oeste que pueda llegar a impactar a un equipo de Grandes Ligas como lo ha hecho el campocorto Adames en tres años en las Mayores. Es más complicado pronosticar que sería lo suficientemente bueno en un paquete de cambio que incluía a un talento establecido como Price.
En julio del 2014, Ibach se estaba alojando en el hotel Courtyard de Marriott en Altoona, Pensilvania, mientras evaluaba el Juego de Estrellas de la Liga del Este. Matt Arnold, director de scouts de los Rays para entonces, lo llamó para preguntarle su opinión sobre el dominicano. La llamada duró horas e Ibach comenzó a darse cuenta de que los Rays estaban viéndolo como una pieza de un potencial cambio por Price.
Adames no era un prospecto particularmente conocido para ese entonces –se volvió “famoso” desde el punto de vista de los escuchas, después del canje— pero Ibach les dijo a sus jefes que eso no duraría mucho. Adames no tenía una herramienta específica que resaltara por encima de las otras, pero claramente sería un jugador valioso algún día. Con la misma edad que varios de los jugadores de último año de la secundaria, el quisqueyano tenía el talento de alguien que normalmente es seleccionado en la parte alta de la primera ronda del Draft amateur.
“Dije, ‘Este muchacho está volando por debajo del radar; lo adquiriría más temprano que tarde. Tal vez ésta sea nuestra única oportunidad’”, dijo Ibach. “No es el único informe que incluye esas palabras, pero siento que, en muchos cambios, el tiempo es crucial para identificar temprano a los prospectos, antes de que desarrollan todo su talento. Es algo esencial en los canjes”.
La transacción se concretó el 31 de julio del 2014, justo antes de finalizada la fecha límite de cambios. Price fue a parar a Detroit, mientras que Drew Smyly, Nick Franklin y Adames llegaron a Tampa Bay. Muchos en St. Petersburg subestimaron el valor del paquete que recibieron los Rays.
Pero en cada paso desde entonces, Adames ha recibido buenos comentarios de sus compañeros, coaches y cuerpo de entrenadores de desarrollo. Esos informes llegaron a manos de Cash, que ve eso de Adames todo el tiempo en la cueva de los Rays.
“El denominador común en todo esto es que es un ser humano especial y que aporta mucha energía, pasión y carisma en el terreno a diario”, dijo Ibach. “Si me hubieses dicho en el 2014– sentado 15 filas hacia arriba en un estadio del equipo de West Michigan–que estaría compartiendo junto a él en una Serie Mundial, no lo hubiese imaginado. Pero es muy gratificante”.