El Día 
La crónica policial nos da cuenta de que agentes de la Dirección Nacional de Control de Drogas apresaron a un hombre que vendía droga falsa.
Se trataba, aparentemente, de uno de esos casos llamados tumbe, tan frecuentes entre narcotraficantes. Generalmente, uno le vende a otro un paquete de supuesta cocaína, pero lo que le entrega en realidad es polvo talco. En el bajo mundo, esta jugarreta suele pagarse con la vida.
Independientemente de esas sombrías implicaciones del tumbe, me asalta una duda desde el punto de vista jurídico, y es ésta: si el individuo apresado lo que tenía era polvo talco, ¿se le puede acusar de narcotraficante? ¿Es un delito vender polvo talco?
Podría decirse, entonces, que hubo una estafa. Pero sucede que la acción pública sólo se pone en movimiento en los casos de estafa, cuando la víctima, o sea la persona estafada, pone una querella. Y en el caso que nos ocupa, dudo mucho que el supuesto comprador se atreva a hacerlo, porque ello equivaldría a una auto incriminación.
Conclusión: el hombre detenido por la DNCD debe ser puesto en libertad. ¿O no?
