Con la proclama por parte del Congreso Nacional de Danilo Medina y Margarita Cedeño como presidente y vicepresidenta electos del país se cierra el período electoral.
A partir de ese momento ya no hay candidatos, aunque sí muchos funcionarios electos o reelectos.
El país continúa su diario trajinar, aunque los políticos siguen en política y algunos de ellos como si la campaña no hubiera concluido.
Peor aún, algunos empezarán desde ya a promover sus aspiraciones con miras a las elecciones de 2020 y querrán someter a todos a esa extemporánea dinámica. Los intereses nacionales y la racionalidad siguen relegados ante los intereses particulares.
Pero muy a pesar de eso, el país debe continuar avanzando, enfrentando sus dificultades y resolviendo sus debilidades.
Más que en campaña, tenemos que centrarnos en atender asuntos que fortalezcan nuestra institucionalidad. Parece ser que se ha impuesto como prioridad la aprobación de la ley de partidos políticos y el código electoral.
Ambas piezas son necesarias, pero ninguna cambiará la cultura política dominicana sustentada en que quien no gana arrebata, el uso de malas artes para obtener triunfos electorales o no reconocer resultados cuando estos son adversos.
Las leyes son muy necesarias y abogamos por su pronta aprobación, pero las mismas no tendrán mayores efectos si no cambiamos el estilo de hacer política y las motivaciones de muchos para dedicarse a esta actividad.
Un cambio de legislación no será suficiente.