Abril es un mes grande para las efemérides patrias. Hace 58 años de la guerra constitucionalista que se libró en este mes y ya quedan pocos dominicanos de los que participaron en las líneas de fuego, y otros, los familiares de esos protagonistas importantes, recuerdan el episodio como uno de los de mayor arrojo y valentía en que ha participado nuestro pueblo.
Y para los que no participaron, ese episodio está avalado por libros históricos, crónicas, entrevistas, testimonios, biografías e imágenes de la época.
Una historia visual, una foto muy célebre, está impresa en un tanque de guerra capturado durante las batallas campales de la época.
El vehículo de ataque fue rubricado a brocha con la palabra “Pueblo”, para identificarlo como parte de la artillería pesada al servicio de la causa que asumieron oficiales medios de las Fuerzas Armadas, comandadas por el coronel Francisco Alberto Caamaño Deñó.
Estamos a principios de mes, pero ese capítulo de abril, que empezó como una acción armada con el propósito de reponer el gobierno constitucional de Juan Bosch, presidente derrocado por un golpe de Estado y que terminó convirtiéndose en una lucha por la soberanía nacional, luego del desembarco de un alto contingente de marines de Estados Unidos.
La historia no recoge todos y cada uno de los actos heroicos que vivió gente común del pueblo, pero el pueblo dominicano encontró en ellos el valor necesario para defender la patria y la soberanía mancillada.
En los días venideros, cuando avance el mes, la Comisión Permanente de Efemérides Patrias hará actos y ceremonias para que recordemos a esos hombres y mujeres, y con ellos, a todos los que se jugaron la vida, y los que pusieron su vida al servicio de aquella causa.
Una vez más hay que reconocer que la democracia que vivimos hoy tuvo un costo en sangre derramada y vidas cegadas; y fue fruto de esos sacrificios de abril.
El pueblo dominicano tiene una deuda histórica con aquellos hombres que, en medio del fragor y los combates de la guerra, gritaban: ¡Viva República Dominicana!
