Al caer el día 24 de abril de 1965 se inició una gesta que tiene numerosas lecturas, todas bien sustentadas e ideológicamente justificables a partir del credo de su preferencia.
Al margen de las interpretaciones, hay aristas que son indiscutibles: una de ellas es que su origen estuvo en el golpe de Estado de septiembre de 1963. Otra arista es que la gesta de Abril de 1965 ha sido la gesta fratricida más sangrienta de la historia dominicana.
Miles de dominicanos murieron abatidos por otros dominicanos.
Los dominicanos de ahora debemos recordar cada año ese episodio para evitar que vuelva a ocurrir.
Sin bien es cierto, cada bando argumenta razones “heroicas”, resulta innegable que el Golpe de Estado de 1963 y la Gesta de Abril de 1965 fueron frutos de la intolerancia y el odio social que se esparcía en la sociedad dominicana de esa época.
Estas generaciones hemos aprendido a dialogar y a superar las diferencias, pero en los últimos tiempos hay señales extrañas de extremismos y odio expresado a través de diversos instrumentos sociales.
La Revolución de 1965 no se inspiró en la instauración de un nuevo sistema, sino que fue fruto de luchas ideológicas que fueron incapaces de reconciliarse.
La madurez democrática alcanzada por los dominicanos nos permite aspirar a que las diferencias sociales se diriman siguiendo las reglas de la democracia, régimen que todos los envueltos en la contienda de 1965 decían defender, desde su punto de vista.
EL DÍA entiende que estaban en el lado correcto de la historia quienes luchaban por la vuelta a la constitucionalidad interrumpida en 1963 y aspiramos a que se haya aprendido de manera definitiva a respetar la voluntad popular cuando se expresa libremente en las urnas y a evitar derramar sangre de hermanos por la incapacidad de dialogar.
