En este, como en todos los gobiernos, existen funcionarios que van en vía contraria a las intenciones del Presidente. El presidente Luis Abinader se muestra como un abanderado del fortalecimiento del béisbol en el país, incluso señalando estar de acuerdo con que se masifique en las escuelas y colegios.

Incluso, el director del Instituto Nacional de Educación Física (Inefi), Alberto Rodríguez, dijo en días pasados que el primer mandatario conversó con el comisionado de béisbol de las Grandes Ligas, Rob Manfred, sobre esa iniciativa.

Sin embargo, todos esos buenos deseos se quedan en nada, debido a que el ministro de Deportes, Francisco Camacho, ha demostrado durante su gestión que el béisbol es una de las disciplinas que menos interés le merece.
El rechazo de Camacho hacia el béisbol menor es muy notable; incluso por su falta de apoyo el país ha retrocedido en el ránking mundial y en la actualidad ocupa la posición 10, después de estar el año pasado en el sexto lugar.
Fíjense la diferencia de cuando se invierte.

El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, a pesar de la crisis económica de su país, incrementó la inversión en el béisbol y los resultados son palpables. El año pasado ese país estaba en la décima posición en el ránking mundial y ahora está en el sexto. Es decir, se intercambió con nosotros.

A partir de mañana, los niños dominicanos de 12 años comenzarán su actuación en la Copa Mundial de Béisbol Sub-12, que organiza la Federación Internacional. Es la segunda vez que el país participa en las siete ediciones que se han realizado de este evento, único en esa edad.

Nuevamente, el ministro Camacho se negó a ofrecer el apoyo que necesitaban, que era la compra de los 23 pasajes. Ante esa realidad, los padres de los niños, entrenadores y la misma Federación Dominicana, tuvieron hacerlo.
La falta de participación de los dominicanos traería consecuencias muy graves, ya que serían suspendidos, y de seguro caerían en el ránking por debajo de la posición 12, que es vital.

Como precisé en una entrega anterior, si Dios ayuda a esos niños a ganar uno de los tres puestos en ese mundial, no sé con qué moral el ministro Camacho se atreverá a recibirlos en el aeropuerto y luego llevárselos al presidente Abinader. Rece ministro para que esos niños no logren sus objetivos, porque se verá muy mal, si esa delegación alcanza el triunfo.