Una de las máximas marxistas, creíbles hasta el tuétano hasta hace unos años, es la concerniente a las clases sociales que aboga por el mantenimiento de una férrea defensa de sus intereses comunes.
Así surge con fortaleza universal el concepto de que las clases no se suicidan bajo ningún concepto. Para ser más prácticos, en buen dominicano, se emplearía el término: entre bomberos no se pisan la manguera.
Ambas definiciones son bastantes claras sobre el papel que juega la unidad de criterios para la existencia y permanencia de grupos que tienen y defienden objetivos que son la razón de ser de su existencia. Ese no ha sido el caso que se ha venido dando en la crónica deportiva dominicana, supeditada casi en todas sus partes a no afectar intereses para poder sobrevivir, se podría decir que penosamente. Aunque los cronistas Deportivos no tienen un sindicato como tal, se supone que sus integrantes deberían tener claro sus objetivos.
Sin embargo, ese tema no se trata, se le teme como el diablo a la cruz, es un tabú, en especial para aquellos supeditados a informar por conveniencia. A quien le sirva el traje, que se lo ponga.