Cuando el presidente Luis Abinader anunció que a partir de la semana que viene el Gobierno pondrá en manos de los servidores públicos y beneficiarios de bonificaciones especiales más de 30 mil millones de pesos, movió a muchos en el país a frotarse las manos.
Todo ese dinero, sin contar el de los ayuntamientos, está llamado a mover muchas voluntades a favor del ambiente festivo de fin de año.
El tintineo del efectivo en las cuentas de nóminas estatales llega en razón del denominado unas veces “doble sueldo”, “regalía en otras” y hasta “sueldo trece” y alguna que otra fórmula de bonificación común con ocasión de las fiestas navideñas.
El sector privado hará lo propio en días venideros, lo que permite prever un notable calentamiento económico por la activación de la demanda.
Al llegar a este punto tal vez lo común sea la invitación a la prudencia.
Y es así, pero no en relación con el dinero, que en este tiempo no tiene otra vocación que la de ir al mercado.
Si alguien puede sustraerse al espíritu de fin de año y ahorrarse una parte del que le llegará en estos días, ¡felicidades extras!
El llamado a la prudencia concierne a la seguridad personal, la preservación de los bienes y de la persona misma, de todo lo que implica en el ambiente festivo para el que ha sido tocado el timbre.
Como todos saben, no sólo es dinero y ofertas lo que sale a las calles a partir de ahora.