
El fallo de la Corte Constitucional ecuatoriana de abril que abre la puerta a la interrupción del embarazo de todas las mujeres víctimas de una violación recordó al país andino el infierno de niñas y adolescentes que pasan por ello, muchas veces a manos de sus propios familiares.
"Nadie ve, nadie oye y las montañas nunca hablan". Así cierra la entrevista, mirando esa cordillera de los Andes que se calla.
La conversación comenzó 40 minutos antes con el acuerdo de cuál sería su nombre ficticio. "Sarita", dijo. ¿Sara o Sarita? "Sarita".
Aunque es común el uso del diminutivo en la sierra ecuatoriana, parece extraño utilizarlo para hablar de una mujer que cría sola a cuatro niños.
