«A los 11 años me di cuenta de que era gorda y fea y el odio hacia mi cuerpo me hacía comer más y más»
«Soy gorda, pero no fea».
Esa es la conclusión a la que llegó Marie-Noëlle Hébert mientras escribía su historieta «Gorda y fea». Y es que así se llamó a sí misma por muchos años, desde que se miró en el espejo cuando tenía 11.
Sus familiares, amigos y compañeros en la escuela solían, a veces sin darse cuenta, hacer comentarios sobre su cuerpo y sobre lo que comía, algo que la hacían sentirse peor.
La diseñadora y escritora canadiense dice que aborreció su cuerpo durante muchos años y que solía «embucharse« papitas fritas cada vez que se sentía triste, lo que la hacía odiarse más y más.
Ya de adulta, decidió buscar ayuda y comenzó un proyecto para compartir su historia y narrar el proceso de reconciliación consigo misma.
En ello se dio cuenta de que, pese a que son muchos los que se consideran a sí mismos gordos y feos, en realidad «nadie lo es«.
Hébert afirma que «Gorda y fea» es un trabajo muy personal con la que muchas personas en su Quebec natal se han sentido identificadas.
En esta historieta a veces cruda, a veces cruel, la autora aborda la gordofobia y desmonta los prejuicios ligados a la apariencia física y los cánones de belleza.
«Gorda y fea«… ¿qué hay detrás de ese título?
Es un título que yo escribía en mis diarios. Así me definía. Era mi nombre básicamente.

Cuando comencé a trabajar en este proyecto, volví a leer mis diarios y encontré «la gorda fea» escrito por todos lados. Luego resultó casi evidente que ese debía ser el título del libro.
Me enfoqué en defectos de mi preadolescencia, que arrastré hasta mi vida adulta.
Al principio mi editorial no estaba segura de si debíamos dejar ese título, pero luego decidimos que era lo más apropiado.
¿Qué te impulsó a escribir la historieta?
Un día estaba en una reunión familiar, siendo adulta, y mi papá hizo un comentario sobre lo que yo estaba comiendo. Me dijo que no comiera tanto.
Esa frase me perturbó durante semanas. Comencé a cuidar lo que comía, a hacer más deporte.
Luego me pregunté: ¿por qué hago esto? ¿Por qué hacen comentarios sobre mi cuerpo? ¿Por qué me perturban de esa manera?
«La angustia y el sentimiento de soledad iban en aumento por las imágenes de belleza perfecta que vemos desde la infancia: las barbies, las princesas y las actrices».
Espontáneamente saqué mis lápices, mis diarios, mis cuadernos viejos, dibujos y fotos. Traté de recrear la historia de mi cuerpo y luego esto se convirtió en una historieta.
¿Qué piensas de ese tipo de consejos que suelen darse a personas con sobrepeso? Consejos como el de tu padre, que insinuó que debías comer menos, como «debes vestirse de negro porque estiliza« o «tienes que tratar de ocultar tal parte de tu cuerpo».
Son comentarios de otra época, que se decían en los años 80, pero que hoy no tienen cabida.
Se debe mostrar el cuerpo si así se desea. Lo importante es sentirse bien con uno mismo, sin importar el tipo de cuerpo que se tenga.
La gente ya no debería hacer ese tipo de comentarios. Es difícil, yo lo hago de vez en cuando sin darme cuenta, y me molesta.
