- Publicidad -

- Publicidad -

A 56 años el brazo corto de la justicia no ha alcanzado a tus asesinos

Freddy González
📷 Freddy González.

El 25 de Julio de 1969 tropas del Ejército Nacional bajo el mando del coronel José Demetrio Almonte Mayer jefe de la vigesimosexta Compañía del Ejército, con asiento en la fortaleza Beler, en la provincia fronteriza de Dajabón, apresaron en la calle Sánchez, esquina Beler al dirigente del Movimiento Popular Dominicano (MPD) Henry Segarra Santos.

Henry había llegado de su natal Santiago a continuar los trabajos de organización de los campesinos por el derecho a las tierras que trabajan, muchas de ellas propiedad del antiguo dictador Rafael Leónidas Trujillo Molina, usurpadas por nuevos y viejos terratenientes de esa zona principalmente en El Pino, Cañongo, El Copey, Santiago de la Cruz y Carbonera.

Nació en Quinigua, sección del municipio de Villa González de la provincia de Santiago, el 4 de julio de 1944, en pleno apogeo del régimen trujillista en una familia de clase media baja.

A temprana edad se involucró en las luchas estudiantiles contra los remanentes de la dictadura del sátrapa de San Cristóbal, que gobernó el país con puño de hierro por 31 años sembrándolo de cadáveres y llevando el luto a miles de familia dominicanas en todo el territorio nacional.

En medio de esa lucha adquirió conciencia y formación de clase pasando a militar en las filas de la organización roja y negra símbolo de lucha y resistencia no sólo contra los remanentes del trujillismo; sino contra los golpistas del régimen constitucional del profesor Juan Bosch, derrocado en 25 de septiembre de 1963 por una conjura de los sectores oligárquicos del país, con el apoyo de los altos mandos militares, el alto clero católico y la embajada norteamericana en país.

Participó en la guerra de abril en el comando central del MPD con sede en la Escuela Argentina de la barriada de San Antón, escenario donde se liberaron fieros combate los días 15 y 16 de junio cuando las tropas de ocupación trataron inútilmente de conquistar la zona ocupada por el gobierno de la República en arma, presidido por el coronel Francisco Alberto Caamaño de Deñó.

Terminada la contienda bélica siempre se mantuvo al lado de su camarada y compueblano Otto Morales Efres, bajo la sabía orientación del más preclaro dirigente marxista de la posguerra, Maximiano Gómez Horacio (El Moreno), a los cuales nunca abandonó.

Cumpliendo con las directrices frazadas en el MPD, de lo Mejor al Campo, marchó igual que otros a convivir y a organizar a los campesinos para luchar por su principal y más imperiosa necesidad la de tierra para trabajar, eso lo llevó a las lejanas tierras fronterizas testigos de luchas heroicas del pueblo dominicano por su independencia y de hechos aberrantes y aborrecibles como la Matanza ordenada por Trujillo el 2 de octubre de 1937, cuando estando borracho en una fiesta en su honor, dio órdenes para la «solución» del problema haitiano.

Luego de apresado, Henry, fue conducido a la presencia del siniestro coronel Almonte Mayer, quien después de desatar su furia sobre su pequeña contextura física, pero de indoblegable convicciones políticas e ideológicas, ordenó su ejecución y la desaparición de su cadáver para borrar la posibilidad de que su tumba se convirtiera en un santuario de peregrinación permanente y en dedo índice acusador para que su crimen no quedará impune.

En una pantomima propia de su naturaleza escénica, el entonces presidente Joaquín Balaguer dejó que Gladys Gutiérrez su viuda, recorriera inútilmente varios destacamento militares y policiales en busca de su esposo, a sabiendas que con su anuencia o sin ella a Henry lo habían asesinado en la fortaleza de Dajabón, llegando a insinuar que tal vez fue víctima de luchas entre grupos rivales de la izquierda de la época, sin descartar igual que, como hizo con el Dr. Guido Gil Díaz, que Henry estuviera fuera del país, llegando al extremo que la Policía dijo que el emepedeista había cruzado la frontera y que desde Haití se trasladó a la isla de Cuba.

Aquel 25 de julio, fecha de su apresamiento y desaparición, sólo pudieron hacerlo físicamente porque su ejemplo de lucha y sacrificio ha vivido eternamente en todos los que le conocieron y admiraron y el mejor ejemplo es el del pasado 4 de Julio de este año 2025 cuando sus familiares y la alcaldía del Pino desvelaron un busto en su honor cómo recuerdo imperecedero de su agradecimiento por aquellas grandes jornadas de luchas por un pedazo de tierra para el que la trabaja.

Al cumplirse 54 años de su asesinato, sigue pendiente el juicio de la historia frente a sus asesinos a los que nunca pudo llegar el brazo corto de nuestra justicia, recordando sus últimas palabras escritas en unas paredes de la cárcel de Dajabón: “Muero sin ser libre, Gladys, tú sabes por qué muero. Esto es para hombres. Donde hay lucha, hay sacrificio”.

Loor eterno a nuestro Henry Segarra Santos.

Etiquetas

Artículos Relacionados