Un 30 de noviembre se cumplen 10 años de la muerte del actor estadounidense, Paul Walker quien falleció en un aparatoso accidente automovilístico en el 2013.
El hecho se produjo en California cuando el protagonista de la famosa saga «Rápido y Furioso» viajaba como copiloto en un Porsche Carrera GT que chocó contra un poste a unos 151 kilómetros por hora en la carretera Santa Clarita y a 50 kilómetros al norte de Hollywood, incendiándose después.
El conductor del vehículo era su amigo, Roger Rodas, un exitoso financiero del banco Merrill Lynch, que también murió en el siniestro.
En la última noche de Walker de 40 años quien también era piloto de carreras había asistido a un acto benéfico en favor de las víctimas del supertifón Haiyan, que azotó Filipinas en el mes de noviembre de 2013.
Testigos contaron que el vehículo venía rápido, tal cual como la película «Rápido y Furioso»
Asimismo, las investigaciones del suceso determinaron que el Porche estaba a una velocidad aproximadamente a los 150 kilómetros por hora, más del doble de la velocidad permitida en esa zona.
Antes de morir, Paul Walker tenía una relación con Jasmine Pilchard-Gosnell, de 23 años, con quien vivía en Santa Bárbara (California). También vivía con su hija, Meadow Walker, entonces una adolescente de 15 años, fruto de su relación con Rebecca Soteros.
Tras su muerte, su hija demandó a Porsche en septiembre de 2015.
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En esta acción legal, Meadow Walker acusaba al fabricante de coches de escatimar en las medidas de seguridad y les responsabilizaba de la muerte de su padre que, según alegaban sus abogados, sobrevivió al golpe, pero no pudo escapar de las llamas, puesto que quedó atrapado en el vehículo.
Porsche contestó dos meses después, negando cualquier responsabilidad y afirmando que el actor asumió voluntariamente los riesgos de ir en el vehículo y de hacerlo a una velocidad que los expertos estimaron en más de 150 kilómetros por hora.
En abril de 2016, un juez desestimó que hubiera fallos de fabricación en el automóvil en el que falleció.
Ese mismo mes de 2016, Meadow Walker volvió a la actualidad cuando un juez dictaminó que la familia de Roger Rodas, el piloto que conducía el vehículo, debía indemnizarla con 10 millones de dólares.
Una forma de reconocer que el conductor sí tuvo parte de responsabilidad en la muerte del actor, que se encontraba en un momento importante de su carrera.
“Dicha cantidad solo cubre una parte del dinero que Paul Walker habría obtenido si su vida no hubiera sido interrumpida trágicamente”, explicó entonces el abogado de Meadow a la revista People.