FILE - In this photo taken May 7, 2016, Republican presidential candidate Donald Trump speaks during a rally in Spokane, Wash. More than a million voters have already sent in their ballots for Washington state's presidential primary, Tuesday, May 24, 2016, but the only delegates at stake are for the Republican contest, because state Democrats ignore the primary and use the smaller caucus system to allocate their delegates to their national convention. (AP Photo/Ted S. Warren, file)
Washington.-Los Estados Unidos se encaminan a acumular mayores déficits fiscales en los próximos años independientemente de quien resulte electo presidente.
Dado que Donald Trump se proclama el “rey de la deuda” y Hillary Clinton promete “construir la economía del mañana”, lo más probable es que el próximo gobierno haga más hincapié en la generosidad fiscal que en la rectitud financiera.
“No se van a abrir las compuertas, pero es probable que haya una política fiscal algo más flexible”, dijo Andy Laperrièere, socio de Cornerstone Macro LLC en Washington y ex funcionario republicano en el Capitolio.
Entre 2017 y 2018, el posible cambio podría sumarle al défict el equivalente a algo menos de un 1 por ciento del producto interno bruto, según Alec Phillips, economista político para los Estados Unidos de Goldman Sachs Group Inc. en Washington. El déficit presupuestario totalizó US$438,400 millones, o 2,5 por ciento del PIB, en el año fiscal hasta el 30 de septiembre, según la Casa Blanca.
Phillips dijo que ese aumento podría elevar el crecimiento económico anualizado aproximadamente unos décimos de punto porcentual avanzado 2017 y en 2018. Al expandirse la economía un promedio de 2,1 por ciento anual desde la salida de la recesión en junio de 2009, eso sería una adición importante.
Los puntos de vista de Trump
El presunto candidato presidencial republicano ha pasado de prometer eliminar los US$18 billones de deuda del país en ocho años –algo que los economistas dicen que hundiría al país en una recesión- a sugerir que el gobierno podría emitir dinero para financiar sus déficits.
A diferencia de Trump, la exsecretaria de Estado ha explicado cómo piensa pagar el aumento del gasto que quiere, lo que le valió los elogios del Comité por un Presupuesto Federal Responsable.
La mayor parte de su financiamiento se basa en aumentos de los impuestos a los ricos, medidas cuya aprobación legislativa podría resultarle difícil.