50 pesos para ver al muerto
Últimamente se escucha mucho la frase “cobrarán hasta el aire por respirar”. No estamos tan lejos de eso.
Hace días una de mis tías llamó a mi casa escandalizada después de asistir a la Funeraria Blandino (y no precisamente por el difunto). Pegó el grito al cielo cuando estacionó su carro en el parqueo de la Funeraria y le cobraron 50 pesos dominicanos. Para empeorar las cosas, ese monto solo cubría ocupar un espacio físico con el vehículo, los daños, robos, no eran responsabilidad de la empresa.
Imaginémonos lo siguiente: si una persona tiene un familiar cercano descansando en paz en esta funeraria y se ve obligado a entrar y salir varias veces del estacionamiento, ¿en cuánto le saldría la visita al difunto?
La matemática no es mi fuerte, pero hice los cálculos y si me tocara agotar una jornada completa en la Blandino y salir a comprar desayuno, luego salir a buscar a un familiar, para al medio día ir a comprar la comida y en la noche salir a buscar la cena, la visita me saldría en más de RD$200.00 solo en estacionamiento. A eso agréguenle que la empresa no se hace responsable en caso de daño o pérdida… entonces ¿qué cubren esos 50 pesos?
Hace unos días se publicó una noticia sobre Proconsumidor, donde decía que varias jurisprudencias internacionales y sentencias emitidas por la Suprema Corte de Justicia (SCJ), dejan claro la responsabilidad civil de los propietarios de los estacionamientos cuando los ciudadanos acuden como clientes y sufren robos en los parqueos donde se han estacionado.
La propuesta de resolución plantea que se prohíba la colocación de letreros que exoneren de responsabilidad a los propietarios, administradores y sus representantes por robo de vehículos de motor y los objetos dejados en su interior, mientras estén estacionados dentro de los parqueos del establecimiento.
Ojo mis queridos lectores, esta situación no solo pasa en la Funeraria Blandino, también lo vemos en Centros Comerciales, restaurantes, farmacias, y un sin número de negocios y empresas dominicanas.
El economista Amartya Sen fue muy certero en una de sus definiciones sobre empoderamiento, estableciendo que es la forma en la que los ciudadanos y las ciudadanas asumimos protagonismo o aumento de poder, entendido como el control o capacidad real para lograr un cambio en nuestro entorno.
Es hora de asumir ese protagonismo con esta situación que afecta nuestros bolsillos y la seguridad de nuestros vehículos. El comercio debe garantizar al consumidor un estacionamiento como parte de los servicios que ofrecen, ya que el comprador de hoy no se moviliza en patines, ni en caballo, mucho menos en bicicleta (lástima que aún no tenemos esa cultura)… Vivimos la realidad de que en este país casi todos sus habitantes tienen un vehículo para transitar y que al momento de ir a comprar quiere que su vehículo esté libre de daños y robos.
La hora del cambio ha llegado: “sí nos hacemos responsables de los daños que se presenten en su vehículo dentro de nuestro establecimiento”
¡A cambiar los letreros!
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