El gobierno del presidente Luis Abinader cumplió el pasado 16 de octubre sus primeros 14 meses. La llegada del nuevo gobierno fue precedida por una campaña muy particular, matizada por un enconado tono entre los actores políticos, la suspensión de un proceso intermedio (las elecciones municipales de febrero de 2020), la llegada de la pandemia y con ello la posposición de las elecciones generales del mes de mayo a julio.
En fin, un ambiente de excepción para un gobierno y un presidente que habían prometido un verdadero cambio en la vida del pueblo dominicano. Cambio que la gente pudiera sentir en el corto, mediano y largo plazo. De ese cambio me permito compartir algunas de sus principales iniciativas.
Cuando el entonces candidato Luis Abinader hablaba de la necesidad de un cambio en el ministerio publico, designando personas sin compromisos partidarios que pudiesen dar respuesta a las demandas ciudadanas de no más impunidad, era una acción materializable en el corto plazo; desde el mismo 16 de agosto se cumplió con ello. 14 meses después es notable la satisfacción en amplios sectores de la sociedad sobre la medida adoptada.
Se ofreció al electorado absolutas garantías de transparencia y de apego a la institucionalidad en la selección de jueces sin compromisos políticos para ocupar las vacantes en la Junta Central Electoral, Cámara de Cuentas, completar las matrículas en las altas cortes y el Defensor del Pueblo, y haberlo cumplido cabalmente, habla muy bien de la relación entre lo que dijo en la campaña, dice como presidente y hace desde el gobierno.
La eliminación, simplificación y unificación de instituciones era un reclamo de años para hacer más eficiente y compacto al gobierno central; el manejo frente a la pandemia puso a prueba al presidente y su gabinete de salud, hoy, más de un año después, se tiene control sobre el virus, con una de las tasas de positividad y de letalidad más bajas del mundo, y con un alto porcentaje de la población vacunada con primera, segunda dosis y refuerzo.
La política social ha continuado fortaleciéndose en este nuevo periodo de gobierno, no solamente manteniendo subsidios a las familias más pobres del país, sino creando nuevos espacios para la inserción social y laboral, lo que conocíamos como “Progresando con Solidaridad” se ha trasformado en “Supérate”, una nueva y dinámica institución llamada al combate de la pobreza.
Podríamos citar otros logros del gobierno en distintas áreas, como recuperación del turismo, importantes proyectos de movilidad como el teleférico de Santiago; los anunciados proyectos de infraestructura y desarrollo: puerto de Manzanillo y Pedernales; hablar del agua, a través de INAPA y la red de instituciones que convergen en este importante sector ha llevado agua a más de 850 mil personas que no la recibían; el eficiente servicio que exhibe la Dirección General de Aduanas (DGA) con despacho de furgones en 24 horas, que procura convertir al país en un HUB logístico para toda el caribe; así como la puesta en ejecución de varios programas de construcción de viviendas a bajo costo, entre otros.
Aunque muchas inversiones y realizaciones del gobierno comienzan a sentirse en todo el territorio nacional, hay temas pendientes que sus soluciones no corren con la celeridad que demanda la población; la seguridad ciudadana y el alza de precios de la canasta básica son algunos de ellos.
Estos temas pendientes encuentran explicación en el actual contexto que vive el país, aquí lo comparto con ustedes.
Primero, como nación nos encontramos en un proceso de reactivación económica, aumenta nuestro poder adquisitivo, consecuentemente, el que delinque tiene un escenario mas apetecible para incurrir en sus malas practicas. De ahí la necesidad de profundizar y acelerar los esfuerzos por transformar la institución del orden y crear mecanismos más efectivos de protección ciudadana.
La pasada semana con la designación de un nuevo director policial y el anuncio de medidas concretas se ha iniciado un cambio de postura, del pesimismo al optimismo, alrededor de este tema de alto impacto para los ciudadanos.
Segundo, con relación al alza de precios, la pandemia ha dejado dentro de sus daños colaterales un aumento significativo en las materias primas, aumentos por concepto de fletes, agregándose a factores coyunturales como lo ocurrido meses atrás con la fiebre porcina.
Como resultado, tenemos un impacto negativo en los alimentos que la inmensa mayoría de los dominicanos consumimos.
14 meses después ha quedado más que evidenciado que el ciudadano que ocupa la Presidencia de la República tiene un firme compromiso con el país, está entregado en cuerpo y alma a las tareas de gobernar, y a darle respuestas a una población cada vez más vigilante, con mayor capacidad crítica y que cada día espera nuevas, mejores y definitivas soluciones.
*Por Roberto Ángel Salcedo