Un bombero combate un incendio forestal en el Bosque Nacional de Brasilia este miércoles, en Brasilia (Brasil).
El humo de los incendios forestales en Brasil y Bolivia afecta gravemente la calidad del aire en varias zonas de Suramérica, en muchos casos producto de la deforestación o la quema no controlada de tierras para la agricultura o el ganado, así como las sequías prolongadas.
El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, viajó ayer al estado de Amazonas, donde visitó a las comunidades rurales afectadas y se prevé que anuncie medidas para enfrentar la sequía, entre ellas, obras para el dragado de ríos amazónicos, a fin de hacerlos navegables en ese tipo de condiciones.
En medio de una ola de calor y de incendios que se extienden por gran parte de Brasil, el Instituto Nacional de Meteorología (Inmet) emitió una nueva alerta roja, de gran peligro – la más alta en una escala de tres niveles – debido a la baja humedad relativa del aire en el Distrito Federal.
Un vasto incendio ha consumido casi el 20 % de las 9.500 hectáreas del Parque Nacional de Brasilia, la mayor reserva natural de la capital brasileña, en medio de la peor sequía registrada en el país, informaron este miércoles las autoridades.
El mayor bosque tropical del planeta, la Amazonía, enfrenta una sequía extrema que deja varios ríos en sus niveles más bajos en la historia y aisla a decenas de comunidades rurales.
Los bomberos del Distrito Federal de Brasilia aún combatían unos pequeños focos de fuego, pero informaron de que la situación estaba bajo «cierto control», después del incendio que se desató este martes y en 24 horas avanzó rápidamente por el parque.
El Gobierno de Brasil informó ayer que 6.718.025 hectáreas de la Amazonía brasileña fueron arrasadas por los incendios desde que comenzó el año, lo que supone un 1,6 % del bioma.
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