El cardenal Nicolás de Jesús López Rodríguez fue objeto de un homenaje por un grupo de instituciones y personalidades en el marco de un evento organizado por el Movimiento de Cursillos de Cristiandad como parte de las actividades de la versión XXVIII de su Feria del Libro Católico.
El hoy arzobispo emérito de Santo Domingo tuvo uno de los ejercicios episcopales más largos en la historia del país, dejando una huella indeleble en el alma del pueblo dominicano.
Ha sido una figura controversial por su costumbre de defender sin dobleces sus posiciones, las cuales planteaba de manera clara y fuerte.
Se mantuvo activo, presente en la conciencia nacional, hasta que pasó al retiro para darle paso a su sucesor en la dirección de la arquidiócesis de Santo Domingo.
A partir de ese momento decidió mantener una presencia discreta en el escenario nacional.
En López Rodríguez República Dominicana tiene un gran sacerdote, obispo y ciudadano, merecedor del reconocimiento que se le tributó en la Casa San Pablo y de cualquier otro que se le pueda rendir en el futuro.
Sin lugar a dudas que la sociedad dominicana tuvo en López Rodríguez una figura que no tenía miramientos a la hora de defender el interés nacional y que daba la cara por las causas que él entendía eran las correctas.
Su lema episcopal lo describe a plenitud: “Fuerte en la fe”.