Santo Domingo.-José Ignacio Paliza Nouel fue el primero en alcanzar una curul por el PRD en la Cámara de Diputados con apenas 27 años, en 2006.
Ahora forma parte de los dirigentes jóvenes del Partido Revolucionario Moderno en el Congreso Nacional.
Se jacta de decir: “No soy de los que aprueba alegremente contratos lesivos para el Estado dominicano”.
Antes de ser senador por la provincia Puerto Plata ocupó un escaño como diputado durante el periodo 2006-2010 en representación Partido Revolucionario Dominicano, entidad que abandonó con la división de esta organización.
Afirma que en ambas posiciones no ha recibido propuestas para favorecer proyectos que tengan que ver con grandes inversiones estatales.
Niñez y política
El legislador, quien nació en el Distrito Nacional, llegó a Puerto Plata a la edad de cuatro años con sus padres, el empresario Juan Ignacio Paliza García de Grace y Malvina Nouel Henríquez, junto a sus dos hermanos Ramón María y María Margarita.
Con alegría recuerda sus años de infancia y narra que aunque sus padres, entre otras cosas, eran colonos azucareros, la pasión por la política le surgió a muy temprana edad al ver el drama humano de los pueblos que vivían del corte de la caña, y por el deseo de buscar soluciones a los males que surgían en su entorno.
“Pude ver la realidad de la interacción entre dominicanos y extranjeros, esa complicidad del campo hizo que desde niño me interesara por los aspectos sociales y comunitarios, haciendo de mi un político.
Me formé en esa mezcla de realidades, las cuales hicieron que incursionara en política partidaria de una manera más activa”. Con esa actitud a los nueve años creó el programa de televisión La Gran Noche, donde trataba inquietudes de la población, pero con el pasar de los años se dio cuenta que era demasiada responsabilidad para su corta edad.
Narra que lo más preciado y que atesora de los años en el colegio San José fue poder compartir con personas de realidades diferentes a las que él conocía en condiciones de igual y sin ningún tipo de ataduras.
Pondera a su padre
Fallecido hace dos años, lo define como referente en su vida por ser un trabajador con carácter, que terminaba el día con un logro, ya fuera para él u otro.
A su madre la califica de dulce, aunque el mundo “se le esté cayendo encima” muestra siempre su mejor cara.
Ambos tienen mucho significado e influyeron en la formación de Paliza para ser quien es hoy. En todos sus proyectos de vida, incluyendo la política, contó con el apoyo necesario de sus padres y ahora de la familia.
Recuerda que en 1999, cuando les informó que estudiaría Derecho en la Universidad Iberoamericana (Unibe), no fue de la aceptación de sus progenitores por las intríngulis que conllevaba el ejercicio en el país en esa época.
Las reformas del Poder Judicial de 1997 lo inspiró a estudiar Derecho.
Justo por eso ha asumido la bandera de que el Consejo Nacional de la Magistratura haga las deliberaciones públicas, como se hizo en aquella oportunidad.
Retos
Tras varios años de noviazgo contrajo matrimonio con Isabel Lucía Brugal Portela, y con una sonrisa recuerda como Dios le concedió una buena compañera en su viaje por esta vida, que aunque no le gusta la política lo apoya en todo. Con brillo en los ojos afirma que Isabel Lucía es su balance en la vida.
Momentos agridulces de la política
Aunque ha tenido una carrera política exitosa, Ignacio Paliza reconoce que también se viven muchos sinsabores cada día al estar expuesto al escrutinio público.
Es por ello que en muchas ocasiones ha pensado en dejar de lado la política y dedicarse por completo a sus actividades privadas.
“Hay mucha irresponsabilidad en ese escrutinio, las redes sociales son un gran reto para los políticos, porque cualquiera que tenga la posibilidad de decir algo de ti, lo hace”.
Lo que hace que sus amigos más cercanos y familiares lo llamen a la reflexión y le pregunten si vale la pena y le invitan a ver la vida desde otra óptica.
Reconoce que entre los grandes retos de un político está “convivir en el sistema sin parecerse a ellos, porque es muy cruel, ya que hay una mezcla de necesidad ligada al clientelismo y una cultura en la que la gente no solo espera que el político cumpla sus funciones, sino de otras cosas más”.
“Cuando decidí aspirar a senador hice una encuesta.
Los resultados fueron que votarían por mí por ser solidario y no por los proyectos que había presentado a favor de mi provincia”.