La designación de un diplomático de carrera como primer embajador de República Dominicana ante la República Popular China envía una buena señal de la seriedad con que el Gobierno dominicano se ha tomado su decisión de establecer relaciones con este gigante.

Indica con claridad que el comercio y las inversiones serán la espina dorsal de las relaciones que recién se inician.
Aunque la dominicana es una economía pequeña, tiene que saber vincularse con las grandes y la China está entre las más grandes del mundo.

De ahí la relevancia de que nuestra delegación diplomática sea conducida con profesionalidad.

República Dominicana vive un buen momento en el juego de la geopolítica, porque además de establecer relaciones diplomáticas con China se ha ganado un asiento en el Consejo de Seguridad de la ONU, escenario que puede utilizar también para hacer más visible su presencia en el escenario mundial.

Ojalá que en un tiempo prudente también se negocie con Taiwán la instauración de oficinas de negocios para darle continuidad a la larga historia de armoniosa relación con ese Gobierno y se mantengan las relaciones comerciales y de negocios, como ocurría anteriormente con China.

Tenemos muchos retos en diplomacia y por eso aplaudimos que los mismos sean encomendados a personas que se hayan capacitado para esas tareas.