CIUDAD DEL VATICANO. De la frialdad germana de Benedicto XVI, el pontificado ha pasado a una comunicación gestual genuinamente argentina entre bromas, besos y abrazos de Francisco, quien además habló español en público por primera vez desde su elección.
El primer papa latinoamericano de la historia hizo gala este sábado de buen humor en su primera audiencia con los medios de comunicación, a los que dejó un mensaje que parece toda una declaración de intenciones.
«Cómo me gustaría una Iglesia pobre y para los pobres», dijo Francisco, que en su pasado como cardenal Jorge Mario Bergoglio fue reconocido por su trabajo con los más desfavorecidos en Buenos Aires.
Poco después de la audiencia, el Vaticano anunció que la primera reunión del nuevo papacon otro jefe de Estado será con la presidenta argentina Cristina Fernández y que el esperado encuentro con el papa emérito Benedicto XVI tendrá lugar el sábado 23 de marzo en Castel Gandolfo.
Y en su primera decisión de política interna, Francisco confirmó «provisionalmente» a todos los responsables de la curia y las comisiones pontificias del Vaticano, mientras se reserva un tiempo a «la reflexión, la oración y el diálogo, antes de cualquier nombramiento o confirmación definitiva».
Unas 6.000 personas, entre periodistas, sacerdotes y algunos invitados, se dieron cita en el aula Pablo VI del Vaticano para escuchar las palabras del papa.
Francisco hizo una reflexión sobre el trabajo de la prensa y recordó que la Iglesia no tiene una naturaleza política sino espiritual, cuyo único objetivo debe ser transmitir la verdad, la bondad y la belleza de la palabra de Cristo.
Francisco adoptó un tono más familiar para develar cómo y porqué decidió romper con una larga tradición de nombres papales.
Cuando el conteo de votos a su favor alcanzó el miércoles la mayoría suficiente de 77 papeletas, los cardenales comenzaron a aplaudir y se prepararon para abandonar el cónclave y enviar la fumata blanca al cielo de Roma.
En ese momento, el cardenal brasileño Claudio Hummes, al que describió como un buen amigo, se acercó a reconfortarlo.
«Me abrazó. Me besó. Me dijo ‘no te olvides de los pobres»’, recordó. «Y así es como vino a mi corazón el nombre de San Francisco de Asís».
En ese momento de máxima emoción también se le pasaron por la cabeza las guerras que sufre el mundo. Por lo que ya no tuvo ninguna duda de que elegiría el nombre de Francisco en honor a un «santo de paz» conocido por dedicar su vida a los más desfavorecidos entre los siglos XII y XIII.
Fue justo después de esa anécdota cuando Francisco alzó la vista y lanzó su mensaje a favor de una Iglesia pobre y para los pobres, que fue largamente aplaudido.
El concepto del papa, según interpretaron analistas, va más allá del dinero o la ostentación. Sino que se refiere a circunscribir el papel del sacerdote a su labor pastoral.
«No es necesariamente plata, sino que se comparta más, que el cura este más con la gente y menos en la política y en la farándula», señaló Hernán Olano, experto en derecho canónico y director de humanidades de la Universidad de La Sabana, en Bogotá.
Francisco también bromeó sobre la sugerencia de un cardenal que le recomendó ponerse el nombre de Clemente XV para «vengarse» de Clemente XIV, quien en 1773 ordenó la disolución de los jesuitas, orden a la que pertenece el pontífice.
Después del discurso saludó personalmente a un grupo de periodistas con los que no escatimó en gestos de cariño. Muchos de ellos eran argentinos.
Virginia Bonard, colaboradora en el área de prensa en el arzobispado de Buenos Aires, protagonizó la imagen de la jornada al regalarle un mate para que no olvide las buenas costumbres argentinas en Roma.
«Le regalé un mate, que es mío, con una bombilla que es de mi esposo y con una cartita en la que le pongo algunas cosas», explicó Bonard.
Su biógrafo autorizado Sergio Rubín también estrechó la mano a Francisco.
«Me encontré exactamente al Jorge Bergoglio con el que me encontraba por la calle en Buenos Aires», dijo Rubín. «No ha cambiado nada. Es el mismo de siempre. No me he encontrado un papa impostado».
La audiencia de Francisco duró poco más de media hora y fue íntegramente en italiano. Sin embargo, al final de su intervención, pronunció sus primeras palabras públicas en español como papa.
Fue otro mensaje sorprendente, en el que dijo que daba su bendición a los presentes en silencio por respeto a la conciencia de cada uno.
«Como muchos de ustedes no pertenecen a la Iglesia católica, otros no son creyentes, de corazón doy esta bendición en silencio, a cada uno de ustedes, respetando la conciencia de cada uno, pero sabiendo que cada uno de ustedes es hijo de Dios», comentó.
Tras este encuentro, Francisco volverá a aparecer en público el domingo en el tradicional rezo del Angelus ante miles de fieles en la Plaza de San Pedro.
El Vaticano también informó que el lunes se entrevistará con la presidenta Fernández, con quien tuvo sonadas desavenencias en el pasado.
Esta entrevista no es sólo entre dos compatriotas, sino entre dos jefes de Estado, ya que Francisco es el mandatario del Vaticano, el estado más pequeño del mundo.
Su misa de entronización será el martes, con una nutrida presencia de dignatarios de todo el mundo.
Francisco también ha tenido palabras de elogio y recuerdo hacia el papa emérito Benedicto XVI en todas y cada de sus intervenciones hasta la fecha. La perseguida imagen, por ser inédita, entre los dos papas vivos se producirá dentro de una semana, cuando compartan un almuerzo en la residencia papal de Castel Gandolfo, en la que se encuentra Benedicto XVI desde el final de su pontificado el pasado 28 de febrero.