Como es impostergable el pacto eléctrico, la nación necesita con urgencia un pacto fiscal que corrija una serie de distorsiones que tiene nuestro sistema tributario y la estructura de gastos del Estado.

Para empezar, hay una serie de leyes asignando por cientos del Presupuesto que entre todas superan el 140 por ciento del mismo, un verdadero absurdo que requiere ser corregido de inmediato.

De igual manera se registra una cantidad de exenciones fiscales que deben ser revisadas al amparo de la conveniencia o no para el país o de su utilidad para el desarrollo integral.

El país tiene una presión tributaria formal de menos de 14 por ciento, muy baja. Pero cuando se mide la presión entre los que verdaderamente pagan impuestos, éstos tienen una pesada carga.

La República Dominicana debe definir si se seguirá priorizando el cobro de impuestos al consumo o si por el contrario se le impondrá más carga a las ganancias o a los lujos.

Simultáneamente, hay que desnudar los gastos del Estado para darle un uso dirigido a los objetivos que queramos obtener como nación.

Pero no se puede hablar de pacto fiscal sin trabajar de manera simultánea con el pacto eléctrico, pues éste representa una carga de más de mil millones de dólares que se van cada año por el sumidero.

Hay que poner las cartas sobre la mesa y hacer una reforma fiscal integral que nos permita avanzar.