En múltiples ocasiones se escuchan voces halagüeñas del Ministerio de Industria y Comercio sobre la capacidad de exportación del país. Sobre todo cuando se trata de rubros agrícolas.

Las mejores bendiciones se las llevan los productos orgánicos. Entre ellos tienen una gran demanda el banano, el cacao, el ron de caña; y, particularmente, los cigarros. Somos exportadores, pero no tenemos un mercado que incida de manera agresiva y que nos posicione de manera sólida entre los principales países con una cuota creciente de exportación mundial.

Estamos en un buen momento para dar ese salto, sobre todo porque varios países pasan por el sensible proceso de demanda de nuestros productos; y sobre todo, que hay naciones de Europa, Iberoamérica y la región, que trabajan seriamente en la eliminación de viejos esquemas de protección arancelaria.

Son caminos muy buenos para la exportación, pero todavía hay otros caminos que no avanzan. Como el caso de las carreteras en mal estado, los caminos vecinales deteriorados y la falta de sensibilidad de las autoridades del área de Obras Públicas y Comunicaciones.

No basta con sembrar si la estructura vial no es la más apropiada para sacar los productos hacia los puertos de embarque. Hay que poner atención a esta seria y preocupante deficiencia.