SANTO DOMINGO.-La frontera es inhóspita, complicada, a veces tensa y casi siempre apacible.
La mayor parte de la línea imaginaria de 391 kilómetros que divide geográficamente los dos países que comparten la isla de Santo Domingo está marcada por 303 puntos, identificados por pequeñas pirámides de concreto, la otra parte de la línea la definen ríos y quebradas.
La frontera es imaginaria y abierta, solo controlada en los puestos y destacamentos del Ejército esparcidos desde Pedernales hasta Montecristi.
Los “rayanos”, como se denomina a las personas que viven en uno y otro lado de la línea fronteriza, se entremezclan, pero se saben identificar quiénes son haitianos y quiénes dominicanos y se comportan como tales.
Los puestos de vigilancia del Ejército de la República Dominicana se comunican entre sí a través de caminos que solo se pueden transitar completos si se tiene un vehículo de doble tracción.
Antes de mayo, parte de ese trayecto era prácticamente inaccesible y así lo pudo comprobar el presidente Danilo Medina a raíz de una visita sorpresa a la comunidad de Macasías, en Elías Piña.
Comunidades fronterizas fueron objeto de las visitas sorpresa 206 y 207 que cada domingo realiza el mandatario, pudiendo constatar las malas condiciones en que estaban esos puntos de acceso.
Acondicionar caminos
El ministro de Defensa, mayor general del Ejército Rubén Paulino Sem, muestra con orgullo los avances de los trabajos que realizan varias instituciones para mejorar los caminos a través de la línea fronteriza, pues entiende que eso facilita el trabajo de los soldados apostados en la zona.
Pero pese a eso, está consciente de estar frente a una frontera abierta y que el más efectivo muro que puede levantarse para controlar las actividades derivadas de esa realidad lo debe construir la tecnología.
“Estamos construyendo un muro tecnológico”, explica al conversar con periodistas que le acompañaron en un recorrido por el tramo fronteriza desde La Descubierta hasta Hondo Valle.
Transitar ese trayecto era propio de una aventura. El Ministro de Defensa se hizo acompañar del general Luis Rafael Lee Ballester, director de Planes y Operaciones (J-3), y del subjefe del Ejército, general Pedro Pablo Hurtado Cabrera. Allí los esperaba el jefe del Cuerpo Especializado de Seguridad Fronteriza (Cesfront), general Sugar Puttzi Frugis Martínez.
Entre un punto y otro del recorrido de 52 kilómetros se unían los territorios correspondientes a la Tercera y la Quinta Brigada del Ejército.
Recorrido
A cada general superior le tocó conducir ellos mismos uno de los “boogies” acompañado de uno de los periodistas que le acompañaban en el recorrido.
Todo el trayecto se hizo bajo el polvo levantado por el paso de los vehículos o, cuando no, entre el lodo fruto de lluvias recientes.
Mientras más al sur de la frontera, el clima era más caluroso.
En el trayecto el grupo se encontró con cuatro puntos donde equipos pesados trabajaban en la reparación del camino, que al decir de Paulino Sem ya mostraba un rostro muy mejorado al que exhibía meses atrás.
Pero aun así sigue siendo inhóspito e intrincado.
“Esa es la frontera”, decía el Ministro de Defensa, quien en el pasado fue comandante de la Cuarta Brigada con asiento en Mao.
Muro tecnológico
Cuando se le pregunta sobre la pertinencia de construir un muro para el control de la frontera, Paulino Sem prefiere no entrar en temas de confrontaciones, y responde que para el control de la actividad fonteriza han apostado al uso de la tecnología.
“Estamos construyendo nuestro muro tecnológico”, dice, para entrar a explicar cómo han integrado el uso de cámaras de vigilancia y drones hasta de uso continuo en esas labores.
Al recorrer la frontera se puede comprobar lo que en principio decía el alto oficial: se trata de espacios abiertos y en los mismos se observa también poco movimiento de personas.
Explica que los controles se imponen en las vías de aproximación, que es como se llaman las carreteras y caminos que usan los inmigrantes ilegales o traficantes para llevar a los pobladores cercanos a la frontera.
Las autoridades tienen identificados 40 de esos puntos, que es donde tienen los controles más estrictos.