En la media isla que ocupa la Republica Dominicana, han ocurrido muchos hechos históricos importantes desde los tiempos de la colonia: la sublevación de Enriquillo en el Bahoruco; los levantamientos de negros en contra de la esclavitud; la Guerra de la Reconquista; la Independencia Efímera; la Separación de Haití; la lucha contra la invasión norteamericana en 1916; la Revolución de Abril.
Sin embargo, las características de la Guerra de la Restauración, iniciada el 16 agosto de 1863, no tienen precedentes en la historia de la República. Se trata de una guerra en la cual se conjugaron algunos elementos, que la convierten en un acontecimiento histórico singular y paradigmático, que trasciende todas nuestras luchas libertarias. Por eso, la importancia de ubicarla en su justa dimensión.
La Restauración fue una guerra popular, anticolonial y por la dignidad nacional. Fue una respuesta del pueblo dominicano al acto de alta traición a la Patria cometido por Pedro Santana y su camarilla, al convertir la República Dominicana en una provincia española, mediante la proclamación de la anexión. Ese golpe artero, crimen de lesa patria, convierte a Pedro Santana en el principal traidor que ha nacido en la isla Hispaniola.
Fue una guerra popular porque participó todo el pueblo, sin distinción de clase, raza y credo.
Fue anticolonial porque la lucha era por el restablecimiento de la Republica, que había sido conculcada con el acto de anexión a la España colonial. Este hecho de por si reviste gran importancia, porque el pueblo dominicano se enfrento a una de las mayores potencias mundiales de esa época y la derroto.
La anexión a España fue un acto de agresión a la dignidad de la Patria y del pueblo dominicano, que privaba a la Republica de su territorio y a sus habitantes de su ciudadanía y de su libertad. Por eso, la Guerra Restauradora restableció la dignidad del territorio mancillado y la dignidad del pueblo dominicano.
Durante la Guerra de la Restauración se peleo durante casi tres años, palmo a palmo, en todo el territorio del país, lo que convierte esta guerra en una de liberación nacional.
El pueblo dominicano demostró en la Guerra Restauradora su espíritu guerrero e indomable; su disposición a realizar los mayores sacrificios en aras de la libertad de su Patria.
La Guerra de la Restauración debe ser un referente histórico para la actual generación, tanto de los gobiernos como de los gobernados.
Es importante que los gobernantes de turno tengan presente las características heroicas del pueblo dominicano, demostrada en el trayecto de su historia. Para que no continúen abusando y maltratando su paciencia, mediante la corrupción administrativa galopante, el entreguismo de los recursos territoriales y naturales de la nación, el golpeo económico y social que afecta la dignidad de la ciudadanía. Porque, de lo contrario, este pueblo, que sí ha demostrado que es un león rugiente, en su momento oportuno, tomará las medidas de lugar para enderezar entuertos y devolver la dignidad arrancada a la Patria por los desgobiernos de los últimos cincuenta años.
*El autor es secretario general de la Asociación Americana de Juristas (AAJ) y miembro de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH).