Granos enteros para un cuerpo más sano

Granos enteros para un cuerpo más sano

Granos enteros para un cuerpo más sano

Los granos enteros van desde el arroz integral, las palomitas de maíz, el pan integral, el centeno, la avena e incluso la quínoa, por sólo nombrar algunos de ellos y seguro se ha dado el gusto de probarlos.

La lista de beneficios de los granos enteros está encabezada por su capacidad de ayudar a prevenir las enfermedades cardíacas, pues su consumo disminuye el riesgo de las afecciones del corazón.

Fuente de fibras

Los granos enteros son una fuente de fibras y este compuesto es perfecto para personas que, por ejemplo, sufren de estreñimiento.

Ácido fólico

Comer granos enteros colabora también con la adición de compuestos necesarios para el organismo, como es el caso del ácido fólico, excelente para las madres gestantes, incluso pueden prevenir defectos del tubo neural en el desarrollo fetal.

Ricos en vitamina B

Las vitaminas B son algunas de las propiedades que más destacan en los granos enteros; la tiamina, riboflavina y niacina juegan un papel fundamental en la liberación de energía y, entre otros aspectos, ayudan a mantener la salud del sistema nervioso.

Combaten la anemia

El hierro es un mineral necesario para transportar el oxígeno en la sangre y en muchas ocasiones la falta de este produce anemia, por tanto su consumo es vital para el buen funcionamiento del organismo.

Los granos enteros son capaces de aportar al cuerpo la cantidad de hierro que necesita para su buen desempeño.

Reducen el colesterol

Estos alimentos contienen fibras que alivian el estreñimiento, pero este tipo de fibra dietética también cumple su función en otros aspectos como, por ejemplo, reducir los niveles de colesterol en la sangre y allí se evita la obesidad y la diabetes tipo II.

Quinoa a la vinagreta

Ingredientes

1/2 taza de agua
1 taza de quinoa, sin cocinar
2 tazas de tomates cortados por la mitad
1 pepino pequeño picado
Pimiento amarillo picado
½ taza de vinagreta con queso y orégano preparado con aceite de oliva
1 taza de puerro picado

Preparación:

Hierve el agua y la quinoa en una olla a fuego alto; tápala.

Mantén un hervor suave a fuego medio-bajo durante 15 minutos o hasta que se ablande y absorba el agua. Déjala enfriar un poco; suéltala utilizando un tenedor.

Pon la quinoa en un tazón mediano.
Agrega el resto de los ingredientes; revuélvelos un poco.



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