El narcotraficante Rolando Florián Félix iba camino a cumplir una condena de 20 años de prisión cuando murió al recibir varios disparos en un incidente ocurrido en la cárcel de Najayo.
Hasta ese momento era el más importante narcotraficante dominicano apresado, juzgado y condenado por el estamento judicial dominicano.

De ahí en adelante las autoridades dominicanas adoptaron la norma de extraditar a Estados Unidos los capos importantes, y el resultado ha sido desastroso, desalentador y hasta peligroso.

Esos capos han negociado con las autoridades norteamericanas, que no han tenido la cortesía de compartir con la República Dominicana las informaciones que pudieran resultar útiles para la lucha contra el crimen organizado en nuestro territorio.

En adición, han impuesto penas absurdas, si se tiene en cuenta el nivel de los crímenes por los cuales han sido juzgados.

Y peor aún, algunos han llegado a territorio dominicano sin que medie ningún protocolo, como ocurrió con el caso de Quirino Ernesto Paulino.

Ya están en el país los más importantes narcotraficantes detenidos en República Dominicana en los últimos diez años, todos ellos disfrutando de cuantiosas fortunas que les fueron protegidas por las decisiones judiciales norteamericanas.

Hoy llegará Antonio del Rosario Puente (Toño Leña), considerado una pieza clave en el entramado de corrupción militar y violencia ligada al narcotráfico.

La extradición ha sido un instrumento que ha obrado contrario a los intereses dominicanos.