En defensa de José Stalin
Durante más de setenta años ha sido mucho lo que se ha blasfemado contra la figura y la obra de José V. Stalin. Su defensa podría quedar mal parada ante los avasallantes ataques de sus múltiples y variados detractores.
No son mis intenciones entrar en los detalles de los ataques de los furibundos enemigos de José V. Stalin. Solo pretendo expresar algunas pinceladas sobre este controversial personaje de la historia contemporánea, que marco hitos en acontecimientos sobresalientes del siglo veinte y aun en pleno siglo veinte y uno sigue siendo objeto de las más variadas expresiones de simpatías y rechazos.
No pretendo tampoco hacerme el imparcial sobre este tema, porque estoy totalmente parcializado a favor del legado histórico del personaje en cuestión.
Para iniciar la defensa de Stalin en contra de los que le adversan, tanto los del presente como los del pasado, debo señalar, que de no haber estado José Stalin a la cabeza del Estado soviético, en los tiempos en que se inició y desarrolló la Segunda Guerra Mundial, la humanidad de hoy estaría subyugada por el monstruo del nazi fascismo que encabezó el dueto Adolfo Hitler Mussolini y que pusieron a los pueblos del mundo al borde de la barbarie y la esclavitud.
La capacidad estratégica y táctica de Stalin, aferrada estrechamente a los sentimientos y deseos de los pueblos soviéticos y los de las potencias occidentales aliadas, garantizaron la derrota militar del ejército alemán, el cual pretendía, con su virtual triunfo en la Batalla de Stalingrado, mantener su hegemonía mundial de racismo y genocidio.
Solo un estadista de la talla de José Stalin pudo vencer las huestes hitlerianas, con un costo humano tan elevado, de más de veinte millones de ciudadanos soviéticos, bajas mortales durante todo el transcurso de la Guerra.
Pero los meritos de Stalin se agigantan al analizar la conversión de los pueblos que conformaban la Unión Soviética, de países eminentemente semifeudales, en sociedades industriales avanzadas, con estándar de vida superior a la de los países capitalistas más desarrollados de su época.
Uno de los elementos más destacados de la figura de José Stalin, es haber desarrollado un Estado, el Soviético, con condiciones suficientes para crear un equilibrio político internacional, donde ninguna potencia mundial podía atacar cualquier país pequeño del planeta, como lo hace actualmente EEUU. En la época de Stalin existía un mundo bipolar. Con la ventaja de que los pueblos del mundo contaban con un fuerte aliado: la Unión Soviética. Un aliado incondicional, que ponía, por encima de todo, los principios del internacionalismo proletario; que impedía que las potencias capitalistas de su época hicieran y deshicieran como lo hacen hoy en día.
Estas son algunas verdades irrefutables, que ni siquiera los más acérrimos enemigos de José V. Stalin no pueden negar.
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