Han transcurrido más de 200 años desde que se inicio la Revolución que forjo la independencia haitiana y que marco un hito en los anales de la historia. Esta revolución fue una guerra de liberación social, racial y nacional y constituyo la primera guerra de independencia victoriosa en Latinoamérica y el Caribe en contra del colonialismo de una potencia europea. Es posible que sea una Revolución única en el mundo por las características de sus logros.
De la esclavitud y la exclusión social, los negros y los mulatos de Saint Domingue (Haití) mediante una cruenta y difícil lucha armada, de más de 10 años, lograron alcanzar el Poder y fundar el Estado haitiano, sobre la base de los principios enunciados en la Declaración Universal de los Derechos del Hombre, postulados por la Revolución francesa en 1789.
En 1791 los negros y mulatos haitianos dieron los primeros pasos para abolir la esclavitud, establecer la igualdad de derechos entre los colonos franceses y los negros y mulatos libres, que culmino con la instauración en 1804 de la Republica de Haití, gobernada principalmente por ex esclavos e hijos de esclavos.
Esta revolución paradigmática fue un referente para los libertadores de Latinoamérica y el Caribe. El presidente Petion colaboro activamente con Miranda y Bolívar por la independencia de Venezuela. Respecto a estos acontecimientos históricos, Simón Bolívar escribió lo siguiente: Perdida Venezuela y la Nueva Granada, la isla de Haití me recibió con hospitalidad: el magnánimo Presidente Alexander Petión me prestó su protección y bajo sus auspicios formé una expedición de 300 hombres comparables en valor, patriotismo y virtud a los compañeros de Leónidas…
Las potencias imperiales de la época, Francia, España e Inglaterra, no reconocieron el naciente Estado haitiano, partiendo de concepciones racistas, ya que aún conservaban en sus colonias la esclavitud y no concebían un Estado gobernado por ex esclavos y sus descendientes.
A la Francia post revolucionaria distintos gobiernos de Haití tuvieron que indemnizarla para poder lograr su reconocimiento como nación libre e independiente.
Las potencias imperiales de ayer y hoy nunca han perdonado al pueblo haitiano la humillación infligida a la raza blanca, hace más de dos siglos, tras la derrota de los ejércitos de España, Francia e Inglaterra por los Jacobinos Negros.
Fue en ese escenario de revolución e independencia ejemplar que se efectuó la unión en 1822 entre la Republica de Haití y la colonia española de Santo Domingo, donde había sido restablecida la esclavitud, no obstante haber sido esta abolida por Toussaint Louverture en 1801. Esta unión abolió para siempre la esclavitud de la parte oriental de la isla Española y se desarrollo, en principio, una situación de progreso en toda la isla.
Sin embargo, como resultado de una situación intolerable creada por las políticas arbitrarias del régimen de Boyer, que afectaba los más elementales derechos de los ciudadanos de la parte oriental de la isla, los miembros de la sociedad patriótica La Trinitaria, encabezada por Juan Pablo Duarte, luego de haber sufrido persecución y el encarcelamiento de algunos de sus miembros, decidieron declarar la separación de Haití, lo cual fue efectuado el 27 de febrero de 1844, fecha en la cual fue proclamada la Republica Dominicana como país libre, soberano e independiente.
En la historiografía nacional se han tejido muchos mitos y leyendas respecto a los malvados negros haitianos, cuyos orígenes descansan en los criterios y prácticas racistas de las potencias imperiales de la época, que no podían reconciliarse con los logros libertarios alcanzados por negros esclavos y mulatos libertos y por la paliza que recibieron en las contiendas bélicas con ellos.
Cada 27 de febrero en nuestro país se celebra el Día que nos independizamos de Haití. A este hecho histórico se refirió Joaquín Balaguer, pensador conservador de la derecha política dominicana. En uno de sus escritos más conocido se pregunta lo siguiente: ¿Que clase de adversarios eran aquellos que entregaron la capital de la Republica sin hacer un disparo? ¿Qué moral era la de esa tropa que capitulo con Desgrotte ante un grupo de jóvenes armados con trabucos y con unas cuantas lanzas del tiempo de la colonia?
Y en relación a las famosas batallas libradas contra los haitianos, el mismo autor continua preguntándose: ¿Qué batalla fue esa del 19 de marzo donde un puñado de monteros provistos de armas blancas pone en fuga a un ejército flamante que apenas ofrece resistencia y donde algunos nativos de Azua combaten blandiendo en campo raso tizones encendidos? ¿Qué hazaña fue esa del Numero, donde los haitianos fueron arremetidos con piedras y desalojados de sus posiciones con el humo del pajonal de la sabana? ¿Qué batalla fue esa del 30 de marzo en que se dice que no hubo más que un contuso por parte de los defensores de Santiago a pesar de haberse hecho uso en esa acción de las cargas del machete?.
Balaguer a modo de conclusión sobre el tema dice: Las famosas batallas de la independencia fueron un juego de niños si se las compara con las acciones a que dio lugar la guerra de la Restauración. Compárese la batalla del 19 de marzo con una cualquiera de las hazañas de Luperón y se tendrá la evidencia de haber pasado del escenario de un cuento de hadas al de una lucha verdaderamente épica. Y fue Joaquín Balaguer, siendo presidente de la Republica, quien llevo los restos del autor de esas hazañas, Pedro Santana, al Panteón Nacional.
No es difícil comprender que nuestra verdadera independencia es la Guerra de la Restauración, donde el pueblo dominicano en una contienda bélica librada palmo a palmo, durante cuatro años, en todo el territorio nacional, dirigido por sus mejores hijos, derroto a uno de los ejércitos más poderosos de su época: el ejército del imperio español.
Muchos de nuestros historiadores y gobernantes no perdonan a Haití el haber invadido nuestro territorio en 1822. Sin embargo perdonan a España la anexión a nuestra Republica en 1861. Asimismo, pretenden exonerar de culpas a Pedro Santana y a todos los que lucharon en contra de la Restauración de la Republica.
Con esa reminiscencia histórica anti haitiana han elaborado toda una maraña xenofóbica y racista en contra de los haitianos, que en el año 1937 condujo al genocidio de miles de haitianos por parte del régimen de Trujillo. Han llegado a tal extremo, que en los actuales momentos, los gobernantes de turno no quieren reconocer como dominicanos a los hijos de haitianos nacidos en Republica Dominicana, negándole a esos niños la inscripción en el registro civil, lo cual impide que puedan ir a una escuela por falta de documentos. Pero permiten que los niños, hijos de españoles indocumentados o de cualquier otra nacionalidad sean inscritos en el registro civil.
*El autor es Secretario General de la Asociación Americana de Juristas (AAJ)