Santo Domingo.- Transitar por las calles de las principales urbes del país se ha convertido en un infierno.
En parte por la gran cantidad de soluciones individuales al problema del deficiente servicio de transporte público, pero fundamentalmente por el olímpico desconocimiento de las más elementales normas en el tránsito por parte de choferes de vehículos públicos y privados, grandes y pequeños, automóviles o motocicletas e incluso del mismo peatón.
Basta con dar una simple mirada en las calles y encontrará que casi siempre delante de cada tapón hay una imprudencia de algún conductor, que en ocasiones ha provocado hasta muerte, como ocurrió el sábado en la noche en el sector de Villa Juana.
Allí un conductor paró su yipeta para conversar, sin importarle que detuvo el tránsito, y cuando un taxista le reclamó que despejara la vía su respuesta fue hacerle un disparo en el pecho que le arrebató la vida al sorprendido taxista.
El irrespeto a todas las normas establecidas por parte de los choferes de vehículos del transporte público les ha hecho merecedores del mote de “los dueños del país”, pero esa actitud no es exclusiva de ese sector. Conductores de vehículos privados también se suman a ese desconocimiento de normas tan elementales como no hacer estacionamientos paralelos, usar el carril de la izquierda solo cuando se va a doblar en esa dirección, en las vías que es permitido.
Las violaciones a los avisos de tránsito son tan cotidiano que hasta las autoridades llamadas a velar por su cumplimiento se han acostumbrado y ni siquiera intentan llamar la atención a los violadores.
Regulaciones
El manual del conductor indica que no se puede estacionar paralelo a otro vehículo, medida que busca mantener el flujo en las vías.
Sin embargo, los “dobles parking” prácticamente han reducido “medio carril” a las vías internas de los sectores de las ciudades, lo que hace que no puedan cruzar dos vehículos en dirección contraria, aunque la calle sea de doble vía. Otra norma elemental es que cuando se va a doblar a la izquierda, en los casos que ese giro es permitido, se debe tomar el carril de la izquierda.
Sin embargo, si usted transita en la avenida 27 de Febrero debe tener la precaución de que aunque el semáforo esté verde para continuar la marcha y vaya por el carril del centro, probablemente tenga que detenerse y esperar el siguiente cambio de luz, porque alguien prefirió adelantarse y pararse en ese carril a esperar que el semáforo le permita doblar. Con frecuencia ocupan hasta tres carriles para hacer ese giro.
Eso es en los casos que el giro esté permitido, porque en los que está prohibido, como es el caso de las avenidas John F. Kennedy y José Ortega y Gasset, el giro se hace pese a estar prohibido.
Todos esos casos tienen en común que las violaciones se hacen en la cara de agentes de la Autoridad Metropolitana de Transporte que observa de manera pasiva esas violaciones sin alterarse.
Las multas
Las libretas de esos agentes se llenan fundamentalmente de multas por la infracción de conducir hablando por el celular y, en casos de conductores de vehículos privados, transitar sin el cinturón de seguridad.
Conducir “por el librito” ya es hasta un riesgo en las principales avenidas, pues en cualquier momento le sale un chofer de carro público o una “voladora” que entiende que con solo sacar una mano y batirla al aire puede cambiar repentinamente de carril, no solo al del lado, sino hasta a un tercero si de tomar un pasajero se trata.
Quejas por obstrucciones sin castigos
La ciudadanía muchas veces externa sus quejas de preocupación ante la negligencia que se observa en muchos agentes de la Autoridad Metropolitana de Transporte, que no obligan a los conductores de transporte de pasajeros a cumplir lo que establece la Ley de Tránsito.
Muchos de ellos viajan sin el uso del cinturón de seguridad y hasta se cruzan en dirección opuesta sin sufrir de un joven negro desarmadoel castigo de una multa por parte de la Amet. Además, en cualquier esquina un conductor del transporte público obstaculiza el desplazamiento vial sin ningún temor.