Según la neuroeducación, solo se aprende aquello que se ama, despertando la atención y dando paso a la emoción.
Todos conocemos la importancia que tiene el juego para el desarrollo de distintas habilidades en la infancia. El juego es la forma primaria de aprender y relacionarse con el mundo exterior, ya que el niño no juega para aprender, sino que aprende jugando.
Esta forma de aprendizaje está demostrada por ser una de las más eficaces para desarrollar habilidades cognitivas, sociales, afectivas y sicoemocionales, igualmente en los adultos.
Es en ese campo de posibilidades, simulaciones y ensayos donde los adultos podremos ampliar nuestras opciones y proyectar soluciones innovadoras que en un nivel de “vida real” no nos atreveríamos.
El potencial
Durante el desarrollo del juego creamos inconscientemente una proyección de nosotros mismos y de nuestras capacidades, siendo conscientes del potencial que llevamos dentro, que se traduce en mayores niveles de seguridad y autoestima.
Esta metodología de aprender a través del juego entra en consonancia con las nuevas teorías sobre neuroeducación, que proponen que fomentar la curiosidad del estudiante y provocar emociones logra que se aprenda con más facilidad.
En consecuencia, la atención en el salón de clases dependerá de la habilidad del docente, la cual no se exige ni se demanda, sino que se evoca.
La neuroeducación, dicho en lenguaje sencillo, es la disciplina que estudia cómo aprende el cerebro, dinamitando las metodologías tradicionales de enseñanza.
Uno de los mayores defensores de la neuroeducación, Francisco Mora -doctor en Medicina y neurociencias-, explica en su obra “Neuroeducación” que “solo se puede aprender aquello que se ama”, cómo el cerebro traslada la información en los procesos de aprendizaje: despertando la atención y luego dando paso a la emoción. Sostiene que sin estos dos factores no se produce el aprendizaje.
Juegos y dinámicas
Es importante que los docentes incorporen juegos y dinámicas como medios didácticos, de manera que la transmisión del conocimiento adquiera características vivenciales.
Está demostrado que nadie puede aprender si no se le motiva. Es en la experiencia y la práctica que asientan las bases del aprendizaje, siendo el juego el maestro ideal.
