La corrupción es un fenómeno arraigado en nuestra sociedad, que hasta cansancio produce a nuestros sentidos. Los medios no cesan de hablar y denunciar los hechos de que la corrupción campea por todos los órganos del aparato gubernamental. Para supuestamente enfrentarla, hace unos años se creó la oficina encargada de detectar y detener a los corruptos, pero es más una pantomima. ¿Cuántos casos no se han detectado y qué hace esta oficina para frenarlo o esclarecerlos??….Nada!
Desde tiempos inmemoriales países como el nuestro se han caracterizado por hechos de corrupción que han cambiado el curso de la historia. En los países latinoamericanos hemos sufrido grandes catástrofes y pobreza en nombre de la corrupción gubernamental en determinados gobiernos y es tanto así, que todavía muchos de estos países incluidos nosotros no nos hemos recuperado de ciertos casos de corrupción que nos han hundido en un fondo negro, como la corrupción nefasta que ha habido con la electricidad.
Los distintos gobiernos que hemos tenido nos han cargado un lastre de corrupción que ha dividido más las clases sociales en nuestro país, y la brecha entre ricos y pobres se hace cada vez más palpable de ver y sentir. Esa clase media, antes dominante en nuestra sociedad, está dejando de existir para descender a un nivel bajo, dando paso a ricos y pobres.
Pero, para que haya corrupción tiene que haber corruptos y de eso está lleno nuestro país. Muchos se enrolan en cargos políticos haciendo de la política la ‘panacea’ de sus vidas y la solución a sus problemas. La política para los corruptos aquí, se ha convertido en el mejor de los negocios, haciendo ricos a hombres y mujeres que llegaron descalzos a sus puestos y en cuestión de días andan subidos en el lujo. Eso es algo que lo vemos todos los días y más en sociedades pequeñas, donde miles de personas viven de la apariencia, con caretas sobre sus rostros.
En ese sentido, la gran mayoría del pueblo dominicano no cree en la clase política dominante, no creen en la falsa democracia que tenemos, no creen en esos nuevos seudos políticos que juran y perjuran el arreglo del país en base a engaños y mentiras. Los dominicanos saben que más que una democracia tenemos una partidocracia pobre, prostituida y desgastada por hechos corruptos que han fomentado un sistema equivocado de poder. Cada cuatro años si cambia el gobierno hay nuevos ricos, y si no cambia el gobierno y sigue el que este en un determinado momento, estos nuevos ricos afianzan su poder, convertidos en dueños del país.
La gran preocupación no es sólo la corrupción política y gubernamental, sino también la que hemos venido observando en la autoridades del orden. Esa es la sociedad donde vivimos. Para frenar este mal tiene que haber una verdadera justicia no la tontería que tenemos, con un código judicial obsoleto y de risa. La corrupción se aprecia todos los días y a todos los niveles: autoridades involucradas en actos dolosos, una justicia débil, corrupta y empañada, y gobiernos llenos de personajes corruptos. Seres humanos que en vez de jugar de manera óptima su papel en la sociedad y frenar el tren de la corrupción, suben rápidamente al primer vagón que les pasa por enfrente, sin importar a quienes atropellen en su camino. Y yo pregunto Hacia dónde vamos como nación?