“Cacerías” por asesinatos de policías es una práctica común

“Cacerías” por asesinatos de policías es una práctica común

“Cacerías” por asesinatos de policías es una práctica común

Santo Domingo.-En casi todo el mundo parece existir un código no escrito, pero que se cumple con gran rigurosidad: “el delincuente que mata a un policía difícilmente muere en su cama”.

En la mayoría de los países donde está legalizada la pena de muerte, matar a un oficial de la ley suele estar siempre entre los delitos a los que se le aplica esta condena casi de manera automática.

Sin embargo, donde los sistemas judiciales no contemplan la pena capital, suelen ser los mismos policías los que se valen de cualquier excusa para que el delincuente que mata a un agente caiga también abatido.

Un “código” no escrito

En República Dominica este código no escrito y violatorio a las leyes se aplica con gran rigurosidad y a los ojos casi cómplices de las autoridades, incluyendo el Ministerio Público.

“Esa es una forma de hacerles ver a los delincuentes que el que mata a un policía está sellando su muerte, pues de lo contrario éstos matarían policías hasta por el gusto”, expresó un agente policial que no disimula su respaldo a esa práctica.

El más reciente episodio fue el de las dos personas acusadas por la Policía de haber sido quienes asesinaron a una teniente de la Amet para robarle su arma de reglamento.

En menos de 24 horas agentes policiales mataron a los dos jóvenes a los que les atribuyó haber asesinado a la teniente policial Mercedes del Carmen Torres Báez. Los dos abatidos fueron Juan Carlos de la Cruz Adames, de 21 años, y el menor Wandy Sánchez. Los dos murieron tras recibir múltiples disparos en acciones que la Policía describió como “intercambios de disparos”.

En ambos casos los familiares de los presuntos asesinos de la oficial de la Amet habían hecho gestiones para entregar con vida a los imputados, pero los mismos murieron antes de que eso se materializara.

Casos recurrentes

Situación similar ocurrió en el caso del acusado de matar a un coronel de la Policía en Sabana Perdida en diciembre de 2012.

El caso llamó la atención porque el coronel Pedro de la Cruz de la Cruz era un oficial apreciado por las comunidades donde había servido y fue asesinado para robarle por una persona a la que al parecer éste conocía.

La policía le atribuyó el asesinato a un joven identificado como Ángelo Jean Carlos de León (alias Cacón). Éste y sus familiares habían coordinado entregarse a las autoridades y así se había anunciado, pero en esa madrugada cayó abatido en lo que también fue descrito como un “intercambio de disparos”.

A principios de este año también fueron muertos de igual forma tres personas y resultaron heridas otras dos a los que se involucraban de haber matado por separado al sargento Pablo Ubrí Alcántara y al raso Anthony Luciano Alcántara. En esa oportunidad murieron los que se hacían conocer como “Anyeris”, “Andy Play” y Oreja”. Mientras que los heridos fueron Luis Miguel Araújo, de 22 años, e Ismael Sánchez Sarita, de 18 años.

Ese mismo mes fue abatido en Haina un hombre sólo identificado en su momento como “Manuel” a quien se le atribuyó haber matado al raso policial Francis Fidel Geraldino Lugo para robarle una motocicleta.

Otros ejemplos

En Barahona agentes policiales también mataron a Claudio Matos, a quien se acusaba de haber matado al agente policial Miguel Acosta, de 22 años, en el interior del hospital Jaime Mota de esa provincia, para robarle su arma de reglamento.

14 agentes muertos

Un informe policial indica que en lo que va del presente año 14 agentes policiales y militares han caído abatidos a manos de delincuentes, la mayoría de ellos para robarles su arma de reglamento.

Algunos de los acusados de matar agentes policiales que han logrado librarse de la muerte ha sido porque se entregaron a las autoridades a través de medios de comunicación, personalidades o representantes de los diversos organismos de derechos humanos.

Madre afirma informó que entregaría hijo

La madre del menor Wandy Sánchez reveló que horas antes de la muerte de su hijo le había comunicado a la Policía que el mismo se entregaría para demostrar que no estaba involucrado en el hecho.

“Yo fui apresada el jueves y me soltaron el viernes. Me dijeron que tenia dos días para entregarlo si lo quería vivo, y no me dieron ni tres horas y me lo mataron de una vez”, manifestó Elsa Sánchez.

Ayer en el entierro de “Wandy”, en el cementerio de Cristo Rey, se presentaron 6 camionetas de la Policía, incluida una unidad de los “topos” y más de catorce motocicletas ocupadas por agentes policiales.

El menor fue ultimado el viernes en el barrio Casa Vieja de Villa Mella, en un alegado intercambio de disparos que es desmentido por sus familiares.

“El uniforme de la Policía Nacional se respeta y como es lógico, el mayor general Manuel Castro Castillo tiene el compromiso de devolver ese respeto que se debe tener a la Policía”, manifestó el vocero Jacobo Mateo Moquete, al expresar que los miembros de esa institución también tienen “derechos humanos”.



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