Hace 51 años de la guerra constitucionalista de abril, y todavía muchos dominicanos, participantes en las líneas de fuego, y otros protagonistas importantes, recuerdan el episodio como uno de los de mayor arrojo y valentía en que ha participado nuestro pueblo.
Ese episodio está avalado por libros, testimonios, biografías e imágenes de la época. Una historia visual muy célebre está impresa en un tanque de guerra tomado durante las batallas campales de la época.
Este fue rubricado a brocha con la palabra “Pueblo”, para identificarlo como parte de la artillería pesada al servicio de la causa que asumieron oficiales medios de las Fuerzas Armadas, comandadas por el coronel Francisco Alberto Caamaño Deñó.
Ese capítulo de abril, que empezó como una acción armada con el propósito de reponer el gobierno constitucional de Juan Bosch, presidente derrocado por un golpe de Estado, terminó convirtiéndose en una lucha por la soberanía nacional, luego del desembarco de un alto contingente de marines de Estados Unidos.
La historia no recoge todos y cada uno de los actos heroicos que vivió la gente común de esta tierra, pero el pueblo dominicano encontró en ellos el valor necesario para defender la patria y la soberanía mancillada.
En un día como hoy es necesario que recordemos a esos hombres, y con ellos, a todos los que se jugaron la vida, y los que la pusieron al servicio de aquella causa. Una vez más hay que reconocer que la democracia que vivimos hoy tuvo un alto costo en sangre derramada y vidas segadas; y fue fruto de esos sacrificios de abril.
El pueblo dominicano tiene una deuda histórica con aquellos hombres que en medio del fragor de la guerra gritaban: Viva la República Dominicana.