Un amigo se queja de que el Gobierno debe ser más proactivo ante la debacle haitiana. ¿Más proactivo que el desgañite en la ONU y las inversiones en Defensa y la frontera? Nunca hubo antes un presidente tan vivamente interesado en las consecuencias y peligros del caos en el territorio vecino.
Creo que Luis Abinader ha sido prudente y exitoso, lidiando con una comunidad internacional indolente, gringos flojos ante el lobby haitiano anti-dominicano, presiones de patrioteros y las reales necesidades de trabajadores haitianos.
Hay fallas seculares que van corrigiéndose, como el status de residentes ilegales de larga data, problema heredado de gobiernos anteriores.
Hay desafíos nuevos, como la penetración islamista en Haití. Ante esos y otros retos, el Ministerio de Defensa y la comunidad de inteligencia están muy atentos con gran listeza.
Esos musulmanes desafían la sabiduría cubana: nunca revolucionaron en Haití, pues como los gitanos que vinieron aquí, concluyeron que allá “no hay nada que buscar”… (excepto el narcotráfico)
El peligro de que las mezquitas sirvan para yihadismo u otras actividades non sanctas, debe preocupar más a los gringos que a nosotros. Pero ¡tengamos “ojo pelao” comoquiera!