Los Yanquis de Nueva York son reconocidos como la mejor franquicia del béisbol, lógicamente por ser los más ganadores. Durante la enfermedad y posterior fallecimiento de Steinbrenner “The Boss” sus hijos cambiaron la dirección del equipo, incluso criticando las inversiones que hizo su padre, quien falleció en 2010.
Por suerte estaba vivo cuando los Yanquis se coronaron por última vez en 2009, al vencer a los Filis 4-2. Sus herederos decidieron bajar la nómina y convirtieron al equipo más ganador en uno más del “montón”.
Se colocaron en una posición en la que hicieron crecer su finca, incluso logrando un vuelco hacia las firmas internacionales, donde se beneficiaron varios dominicanos y venezolanos, recibiendo bonos millonarios para firmar.
Esos no eran los Yanquis “The Boss”, quien desde que asumió el equipo en 1973, convirtió a los Yankees en una maquinaria ganadora, con 11 banderines y siete títulos de Serie Mundial.
Steinnbrenner impactó, porque siempre buscó a los jugadores que necesitaba para ganar, sin importar el precio que tenía que pagar.
Muy pocas veces le colocó el sello de intocable a un jugador prospecto, ya que su interés se centraba en el jugador que lo iba a ayudar en el presente, no en el futuro, y con ese estilo impactó al béisbol de las Grandes Ligas.
Al parecer, sus hijos quieren volver al estilo que le dio el éxito a “The Boss”, y se evidencia en la negociación que acaban de hacer con San Diego por Juan Soto, en la que entregaron parte del mejor talento de la organización, como lo eran Michael King, Drew Thorpe, Jhony Brito, Randy Vásquez y el catcher Kyle Higashioka, sin saber si podrán retener a Soto, quien será agente libre, luego de la próxima temporada.
Ahora están en una lucha frontal con varios equipos por los servicios del fenómeno japonés Yoshinobu Yamamoto. Sigan los próximos movimientos de los Yanquis, que quieren acabar con la sequía de 14 años sin lograr un título.