A propósito de que el pasado domingo 24 de noviembre Yamandú Orsi, candidato del Frente Amplio, ganó en la segunda vuelta de las elecciones de Uruguay, creo oportuno destacar el valor extraordinario de uno de los líderes más relevantes de ese partido, de América Latina y del mundo, me refiero a Pepe Mujica.
Había escuchado, leído y visto muchos reportajes sobre la forma de vida de Pepe Mujica, sobre cómo vivió durante su presidencia y cómo sigue viviendo.
Sin embargo, no es lo mismo leer, escuchar o ver sobre ello desde la distancia que experimentarlo de primera mano, palparlo y constatarlo en persona.
Era las 11:30 de la mañana del lunes 12 de febrero de 2024, un día lluvioso, cuando fui recibido en su casa, ubicada en el Rincón del Cerro, una zona rural en las afueras de Montevideo, Uruguay, por Pepe Mujica y su distinguida esposa, compañera de vida, Lucía Topolansky.
Al llegar, observamos que no había guardia de seguridad, ni militares, ni nada de eso que suelen tener quienes se retiran después de haber sido presidentes, ni la esposa, que fue vicepresidenta entre 2017 y 2020 y senadora de la República. Ambos carecen de esa parafernalia de seguridad permanente.
La única persona que está ahí, nos recibió cerca y nos preguntó si teníamos una cita y así fue, se le avisó y nos hicieron pasar.
Como era de esperarse, encontramos a don Pepe vestido de manera muy humilde, una camisa blanca, pantalón corto, unas chancletas y la senadora igual, de manera muy sencilla.
Estaban trabajando el maíz, que ellos mismos siembran y cosechan, en un espacio tranquilo que tienen para eso.
El mismo limpió unas sillas plásticas blancas, en la que nos sentamos y comenzamos a hablar. Impresionante, pudimos constatar que no son poses, no es publicidad, no es para llamar la atención, es que así han vivido hace 40 años. Reitero, así vivieron mientras era presidente 2010-2015 y ella vicepresidente 2017-2020 y senadora.
Don Pepe y su esposa Lucia representan una apología a la sencillez, a la frugalidad. al disfrutar de la naturaleza, de lo simple, de lo sencillo de no consumir en exceso, evitando cosas innecesarias.
Pero hablamos de todo, de política, la sociedad, el mundo, de filosofía de cómo ven y viven la vida, y fue una experiencia única.
Después de hablar por unos 20 minutos en el espacio donde estaban trabajando con el maíz, nos invitaron a pasar a su residencia, pequeña, pero acogedora, donde solamente están ellos dos, sin ningún tipo de servidumbre y ahí nos invitaron a tomar un trago de ron.
Hablamos un poco más y luego nos despedimos y pudimos comprobar que sí se puede vivir una vida sin grandes excesos.
Entre otros temas, don Pepe señaló la importancia de la unidad global, de un mundo más humano, donde todos unidos enfrentamos los problemas de alcance planetario.
Se refirió a China de manera muy positiva, dijo que gracias a la disciplina de trabajo y la relación de la alianza público-privada, de la cual él se considera un hincha, o sea, la alianza entre el Estado y el sector privado, así como la inversión extranjera, y señaló que parte del éxito de China ha sido esa relación.
Mi visita a Uruguay, y por tanto el encuentro con Pepe Mujica, fue coordinada por la gestora cultural y experta en criminología Sol Kalfaian, una extraordinaria mujer uruguaya y ciudadana del mundo.