He tenido la suerte de en los últimos días compartir con otras familias que han migrado. Por “default”, el tema general es compartir todo lo que sacrificamos para llegar a nuevas tierras y lo que vivimos una vez “aterrizas”.
Siempre está la parte dolorosa, abandonar la familia, los amigos, la seguridad, quizás no física por lo violento de nuestros países, pero sí de saberse respaldado por gente que te conoce.
Llegar donde eres un extraño, ver sus rostros cuando tu acento les resulta difícil de entender o agradable porque han visitado algún país de Latinoamérica, ¡quizás el tuyo!…
Luego comienza todo a tomar forma:
Experimentar la sensación de sentirte ayudado, que el Estado se preocupa por ti, que tu empleador vela por tu bienestar.
Observar cómo, a pesar de que son cientos, los niños reciben atención y dedicación de parte de un maestro en la escuela pública, la cual pagas con tus impuestos.
Entrar a un hospital y encontrarlo limpio, equipado, y con personal capacitado que atiende de forma profesional y sin costo alguno.
Que el autobús no falta y si va a faltar te lo avisan.
Que la energía eléctrica es constante, confiable y barata.
¡Que puedes beber agua de la llave!
Circular confiado de que nadie se cruza un semáforo en rojo, y muy pocos violan las leyes de tránsito.
¡Compartir con los miembros de la policía!
Una permanente cortesía, mientras escuchas decenas de veces al día “perdón” y “por favor”.
Ver como nadie se concentra en como vistes, cual es el color de tu piel, tu país de origen, tu religión o tu preferencia sexual.
Recibir la satisfacción de que quien la hace la paga; que todo el mundo es igual ante la ley, tanto el vagabundo de la calle como el más encumbrado político.
Saber que no es el paraíso, pero que distante de ser el infierno.
Para no abundar más, simplemente, vivir con la certeza de que todo está planeado y calculado. No hay espacio para improvisación.
Y al final, lamentar que la tierra que te vio nacer no pueda ofrecerte eso, o peor aún, que parezca que nunca lo hará.
Con esa pena, vivimos gran parte de los que migramos.
Mientras, el tiempo pasa… ya hace un año.