Otro año se nos va. Otro ciclo se completa y empezamos nuevamente con nuestros afanes después de los días festivos con resaca emocional y física… es que estas fechas son una especie de remolino que nos lleva de un lado al otro, nos moja con su consumismo y nos deja tirados medio a medio en la calle.
Ahora, la tranquilidad de enero nos permite despejar la neblina. Estos días son propicios para pasar balance, tachar los deseos cumplidos y reevaluar los que no se hicieron realidad. Es momento de encender los motores y emprender una nueva carrera… ser agradecidos con lo que hemos vivido y recibido hasta el momento, dejando en la orilla del camino el pesimismo, la tristeza y el egoísmo, tres anclas que no nos dejan avanzar.
Otra de las grandes decisiones que debemos tomar en estos días, luego de definir lo que queremos lograr, es cómo y con qué lo vamos a lograr.
Y es ahí la parte más difícil. Esta elección es la que garantiza nuestro éxito y llegada a la meta. Sé cauto al elegir estas herramientas.
No peques de confiado y descuidado. Define el objetivo, pero también escoge con cuidado lo que necesitas para que puedas terminar la carrera en victoria. En estos días, despeja tu mente, respira y medita, no dejes que el bullicio y la niebla te aparten del camino.
Deja atrás lo que no te deja avanzar, da valor a los que caminan junto a ti, comparte tus dones y siempre, pero siempre, sonríe y sé amable de manera indiscriminada.