¡...y sin embargo se mueve!

¡…y sin embargo se mueve!

¡…y sin embargo se mueve!

David Alvarez

Por una coyuntura que huelga explicar aquí estoy brindando un curso sobre Paradigmas de las Ciencias Sociales este semestre los sábados en PUCMM.

El curso lo están tomando profesores del sector público y ha generado buenas reflexiones en el diálogo con los docentes que son mis estudiantes.

La actividad cognoscitiva está en un pugilato constante entre la defensa de las explicaciones aprendidas -con el mayor rigor científico posible- y la apertura a nuevas y creativas explicaciones. Por supuesto se buscan nuevas explicaciones cuando las que tenemos no funcionan, en parte o su totalidad.

Sobre la novedad pesa gravemente las maneras de pensar y explicar a que estamos acostumbrados, por un lado, y lo que el sentido común nos brinda como apertura a lo real de manera inmediata.

“Ver” las cosas de otra manera demanda regularmente un conflicto con los sabios y “conocedores” oficiales. Basta evocar las dificultades de Copérnico, Kepler o Galileo para introducir ideas como el heliocentrismo o la rotación de la tierra, enfrentados al “conocimiento” milenario de que la tierra era plana y ocupaba el centro del universo.

Más llevadero le fue la situación a Einstein por el siglo en que nació, pero resistencia tuvo. La enseñanza memorística y el fundamentalismo textual mata la capacidad creativa de los alumnos.

Formar en ciencias naturales y sociales a los estudiantes implica mostrarles lo alcanzado por la humanidad, pero a la vez estimularlos críticamente para que busquen nuevos caminos y no sacralicen lo recibido.



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