¿Y mi aumento?

¿Y mi aumento?

¿Y mi aumento?

Frederich E. Bergés

La disposición reciente del Comité Nacional de Salarios ha provocado muchas confusiones, típico de cuando se produce un resultado tan rápido y sin las acostumbradas discusiones que anteceden este tipo de acuerdo.

Si bien es cierto que nos libramos de la agotadora lucha de los sindicatos exigiendo y el empresariado contra ofertando con mayor mesura, cierto es que esta vez los líderes sindicales optaron por no presionar, los empresarios lograron la anhelada reclasificación del tamaño de empresa y el gobierno anunció una espectacular noticia que granjeó muchos titulares.

El primer meollo de ese aumento dispuesto es que excluye a los servidores públicos, a trabajadores sectorizados que desafortunadamente forman parte del apartheid del valor del trabajo, y peor aún, esa mayoría que compone el sector informal, quienes tampoco se verán beneficiados.

Por lo tanto, aunque oficialmente se ha anunciado que más de un millón y tantos de empleados habrá de eventualmente recibir aumentos, el anunciado incremento promedio del 24 % será solo para una minoría.

La segunda complicación radica en la reclasificación del tamaño de la empresa, creando nuevas categorías que definen las micro, pequeña, mediana y gran empresa.

Para solo citar un caso, al crearse ahora la definición laboral y de volumen de ventas que tipifican una microempresa, casi 200 mil trabajadores serán rebajados de categoría de pequeña amicroempresa, con un aumento de RD$1,000.00 menos que si se hubiesen permanecido como empleados de pequeñas empresas.

Algo similar pasa con las demás categorías.
Pero lo peor de todo es que con las disposiciones tomadas, que se supone están basadas en el criterio tripartitito de gobierno, trabajadores (sindicatos) y empresarios (gremios), se continúa con la odiosa práctica de segmentar al trabajador y, por ende, su compensación por el trabajo realizado.

¿Acaso no vale igual un mismo trabajo realizado en una empresa grande que chiquita; no vale igual ese trabajo en Santo Domingo que en Pedernales; no vale igual ese trabajo en un hotel que en un comercio? Detengamos el apartheid laboral y hagamos que todos puedan recibir su merecido aumento de sueldo.



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