Justo cuando Hollywood está sufriendo una temporada catastrófica en taquilla, llega Will Smith al rescate.
Porque Bad Boys: Hasta la muerte ha conseguido la hazaña más inesperada en estos momentos al superar las expectativas que anunciaban unas ganancias de $48 millones en el mercado estadounidense en su primer fin de semana.
Sin embargo, el arrastre que provoca una saga de éxito habría ayudado a superar las cifras con una recaudación de $56 millones que, sumadas a las conseguidas a nivel mundial, dan como resultado una taquilla de $104.6 millones.
Nada mal… Porque justo cuando se rumorea que Mad Max no tendría secuela debido a su baja recaudación, cuando ni siquiera Ryan Gosling puede levantar la taquilla tras ser el protagonista de la ‘Ken-manía’ de 2023, aparece Will Smith demostrando que la cancelación es un espejismo del pasado.
Que es hora de su redención como estrella de Hollywood.
No olvidemos que estamos hablando del mismo actor que fue desterrado por la industria tras la bofetada a Chris Rock en la ceremonia de los Oscar de 2022, vetado por la Academia sin poder asistir a ninguna ceremonia durante 10 años mientras era apartado de las altas esferas hollywoodenses por miedo a ser salpicados por el escándalo.
Sin embargo, Will Smith lleva una temporada jugando sus cartas, acercándose al público a través de ese carisma peculiar que lo convirtió en estrella favorita de la audiencia.
Desde recurrir a la nostalgia cantando el tema central de Men in Black con J Balvin en Coachella, a hacer bromas sobre el Oscar y el escándalo en sus redes sociales y, ahora, apostando por una de las franquicias que más lo conectan con el público en todo el mundo con una táctica que conoce de sobra.
Will Smith sabe lo que hace
Parece que Will Smith sabe que para redimir su posición como estrella de taquilla no necesita recuperar el beneplácito de todo Hollywood, sino de ganarse al público de nuevo.
Que no le hace falta reinventarse sino que su redención y futuro dependen de la respuesta de la audiencia, de nuestra inversión a la hora de apostar por sus películas porque, si la taquilla responde en positivo, entonces la industria no tardará en levantar el muro de la cancelación que construyeron la noche de los Oscar.
Por lo tanto, no debería sorprendernos su táctica más reciente a la salida de un cine.
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Smith publicó un vídeo en Instagram explicando que tiene el «ritual” de infiltrarse en alguna proyección local durante el fin de semana de estreno de todas sus películas. Y Bad Boys 4 no fue la excepción.
En las imágenes lo vemos entre el público, sentado en su butaca, pasando inadvertido con ayuda de una máscara, hasta que sale de la proyección.
Es entonces cuando revela su identidad.
“Me alegra que todos la hayan disfrutado. Es una buena película”, dice ante decenas de espectadores que no dan crédito ante la sorpresa.
Evidentemente, el público no tarda en reconocerlo, agolpándose a su alrededor, pidiéndole fotos y autógrafos mientras lo alaban y celebran como solía suceder antes de la polémica bofetada.
El actor de Rey Richard: Una familia ganadora tiene experiencia de sobra en esto de conectar con la audiencia.
Sabe cómo meterse al público en el bolsillo y, en esta ocasión, después de dar vuelta al mundo promocionando el filme, dedicar sus redes sociales al estreno y deleitar a sus fans con entrevistas carismáticas, el actor optó por recurrir a una táctica efectiva. Una táctica que Tom Cruise utiliza con frecuencia y que otros actores han utilizado como parte de la campaña promocional de sus películas (Brie Larson se apareció en una proyección de The Marvels, Brendan Fraser lo hizo en una exhibición de La Momia en Londres en 2023 y Sydney Sweeney en una de Con todos menos contigo, entre otros ejemplos).
Que un actor de Hollywood se baje del privilegio distante que ofrece la fama para formar parte del universo cinematográfico más terrenal es algo que gusta. Que convence al público porque afianza la cercanía y expone la gratitud del artista hacia la audiencia que invierte en sus trabajos.
Y que Will Smith aproveche esta táctica justamente ahora demuestra que sabe cómo jugar sus cartas.
Porque Bad Boys: Hasta la muerte supone la oportunidad perfecta para escalar de nuevo a la cima. Por un lado, porque se trata de su primer estreno masivo a dos años de la polémica.
No tuvo otra oportunidad para hacerse notar en cartelera desde entonces porque la producción que hubo entre medias, Emancipación, terminó estrenándose sin hacer ruido por culpa del debacle mediático cuando su historia sobre la esclavitud y la entrega artística de Will Smith podrían haberlo llevado a los Oscar en 2023.
A su vez, estamos hablando de una franquicia añorada por el público. La primera entrega se estrenó en 1995 y, desde entonces, consiguió acumular $840 millones junto a sus dos secuelas posteriores.
Will Smith entierra la cancelación
Como apuntaba previamente (y demuestra su nuevo vídeo) Will Smith tiene experiencia en acaramelar a la audiencia.
Si dejamos a un lado su etapa de verborrea innecesaria (justo antes de la debacle de los Oscar) compartiendo detalles íntimos de su relación marital en su libro y entrevistas, alucinaciones con ayahuasca o queriendo convertirse en gurú inspiracional cuando nadie se lo había pedido, este actor siempre supo cómo calar hondo en el corazón del público.
Tuvo varias tácticas: desde emular a Tom Cruise dedicando horas a la firma de autógrafos en sus alfombras rojas a prestarse a campañas promocionales que le permitían acercarse a los fans.
Ya sea dando entrevistas divertidas, prestándose a juegos televisivos o irradiando carisma, simpatía y honestidad en cada aparición pública.
Y ahora, con Bad Boys: Hasta la muerte está haciendo lo mismo, recurriendo a su experiencia para darle una patada definitiva a la cancelación.
Lo está haciendo al apostar por su relación con la audiencia y, a cambio, está consiguiendo darle un respiro a la industria del cine a través de una recaudación prometedora que podría servir para animar al público a volver a las salas como hicieron con ‘Barbenheimer’.
Una hazaña que, si se mantiene en las próximas semanas, la industria tendrá que reconocerle, mordiéndose la lengua y enterrando la cancelación porque le conviene tener a un actor que amasa millones de su parte.
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