Hasta el fin de la guerra fría, Estados Unidos mantuvo mayor interés que ahora por la calidad de sus embajadores en República Dominicana.
Enviaban diplomáticos de carrera de cierta distinción y cuando no, personalidades con acceso directo a la Casa Blanca.
Desde hace décadas, Santo Domingo es un destino para designados políticos, premiados por una u otra razón de poca importancia, como la actual aspirante a dormir en la cama que fue de Wally y Bob, una mundana vecina de Trump en Mar-a-Lago.
En lo que llega, si llega, la nueva señora, esta semana se estrena como encargado de Negocios, o jefe de misión interino, Robert E. Copley, quien viene tras tres años en Colombia como responsable del Buró de Narcóticos y Asuntos Policiales del Departamento de Estado, donde actualmente es subsecretario asistente Daniel L. Foote, quien fuera DCM o número dos de la embajada aquí años atrás.
Copley fue “marine” ocho años; su historial resulta misteriosamente breve según Google. Ojalá Copley salga bueno. Le deseo éxitos como bienvenida para arrancar bien.