Llegar a las Grandes Ligas es el sueño anhelado por todos los que practican béisbol. Recuerdo que una vez mientras entrenaba en el sector Mendoza, donde funcionaba la academia de los Expos de Montreal, el inmortal Jesús Rojas Alou, quien era el director, nos dijo una frase que nunca olvidé.
“Lo más difícil para un jugador joven es lograr su primera firma al profesionalismo”. Es lógico, son más los que practican que los que llegan a firmar. Alou nos explicó que después de firmar, lo único que había que hacer era poner buenos números para avanzar.
En ese proceso de poner buenos números es donde muchos se quedan, y sorprendentemente en la mayoría de los casos por no trabajar.
El receptor Webster Rivas es un gran ejemplo de lo que hace el trabajo tesonero. Conocí a Webster en el 2013, luego de que lo seleccionamos en los Gigantes del Cibao en el sorteo de novatos de 2013 en la ronda 12. Recuerdo que Webster, quien pertenecía a los Dodgers, que lo firmaron en 2010, llegó a los entrenamientos regordete y con muchos problemas defensivos, especialmente al bloquear las pelotas.
En 2015 se fue a la agencia libre, siendo firmado por los Angels. Cuando estaba en esa organización recibía reportes de Webster del instructor Anel de los Santos, quien me decía que lo estaba ayudando con los bloqueos, pero era muy lento. En 2016 volvió a irse a la agencia libre y firmó con San Diego.
En 2018, Rivas presentó una transformación física tremenda, habiendo rebajado más de 40 libras. Lógicamente, estaba más atlético y con mejor desempeño detrás del plato.
Cuando lo vi le dije tu vas a llegar a las Grandes Ligas. En mi año de gerente general, lo hice el cátcher titular de los Gigantes del Cibao por primera vez. Por eso me alegra bastante al verlo materializar su sueño de subir al “Show”.