En el lobby de la Asociación de Cronistas de Arte (Acroarte), da la bienvenida la icónica estatuilla de los Premios Soberano, símbolo de excelencia y reconocimiento. Esta misma estatuilla refleja también el empoderamiento y la resiliencia que encarna Wanda Sánchez, quien lidera con pasión un gremio fundamental para el espectáculo dominicano. Más allá de su papel público, Wanda es una madre dedicada que equilibra con entrega y fortaleza las luces, los micrófonos y la crianza de sus hijos.
Wanda Sánchez
Detrás del rostro que cada tarde lleva noticias del entretenimiento a la pantalla del Canal 11, hay una mujer que se desvive por sus hijos, sin importar la cobertura periodística que esté realizando o el lugar donde se encuentre. Más allá de los reflectores y las cámaras, Wanda es una madre como cualquier otra dominicana.
Wanda Sánchez
Es de esas madres que no encuentra tranquilidad si uno de sus hijos se enferma, y que parece romper las leyes de la física al estar en dos lugares al mismo tiempo. Porque, como ella misma afirma, «cuando se trata de sus hijos, no hay límites».
Wanda Sánchez y su hijo Isaack David Carvajal Sánchez
Al hablar de su pequeño Isaack David Carvajal Sánchez, de 8 años, y de su primogénito Erickson Carvajal Sánchez, de 14 años, sus ojos se iluminan, sus cejas se elevan y una sonrisa se dibuja con naturalidad en su rostro. Mira al cielo como quien agradece el favor más grande de la vida. En sus hijos encuentra su motor diario, su mayor orgullo y el regalo más hermoso que ha recibido.
Wanda Sánchez
¿Ha sido difícil mantener el equilibrio entre la apretada agenda de quien dirige Acroarte y ser madre? Confiesa que sí, pero también afirma que es la historia más hermosa que llevará por siempre en el portafolio de su vida.
Ser madre y figura pública es una labor titánica, pero también la más gratificante.
Wanda y Johnny Ventura
Wanda se define como una madre presente, capaz de organizar cada aspecto de su agenda para acompañar a sus hijos en cada cumpleaños, acto escolar o actividad especial.
“La mujer tiene esa capacidad de desdoblarse, de estar presente, aunque no esté presente”.
Wanda Sánchez
“Es que cuando esa persona llega a tu vida, tú no te imaginas vivir sin que esa persona esté ahí. Sin que ese pedacito de ti esté ahí”.
Pero no todo ha sido fácil. En medio de su carrera, Wanda ha vivido momentos profundamente difíciles como madre, cuando el deber profesional la ha separado de sus hijos.
Uno de los más marcantes fue su primer viaje fuera del país siendo madre. Erickson, su hijo mayor, tenía apenas ocho meses.
“Me sentí abandonada y sola”, dice con un nudo en la garganta.
Se trataba de una cobertura en Colombia. Una semana que parecía una eternidad.
“Yo iba en ese avión y cuando llegué, me sentí tan sola… Comencé a llorar en la habitación del hotel. Y yo, Dios mío, que se acabe esta semana rápido, que yo vuelva donde mi hijo y con mi familia. Era esa primera distancia que yo nunca había tenido”.
Otro de los episodios que guarda en su memoria fue cuando su hijo menor enfermó gravemente el día antes de cubrir los Premios Soberano en Cap Cana.
“Yo amanecí en una emergencia, el día antes de irme para esos premios. Me pasé todos los días llamando cada dos minutos para estar segura de que estaba bien. De verdad que ni sé cómo nos quedó bien la cobertura, porque estaba bastante preocupada y desconcentrada. Si mi niño está mal, yo también estoy mal”.
Su instinto de madre no falla. Con solo verlos a los ojos, sabe si algo les pasa:
“Desde que yo le veo los ojos, digo a Isaack David tiene algo, o Erickson tiene algo. Y al poquito rato desarrollan una fiebre, un malestar…”.
Con voz pausada y ojos brillantes, Wanda comparte lo que considera el verdadero milagro de la maternidad:
“Verlos crecer, verlos sonreír, verlos jugar, verlos fastidiar. Porque si no lo hacen, es que están tristes. Mi mayor satisfacción es ver que ellos están respondiendo a lo que uno les deja. Porque a veces las madres dejamos tanto en nuestros hijos, y no siempre tenemos la misma respuesta cuando van creciendo con el tiempo”.
Mientras muestra con orgullo al equipo de El Día la evolución de las estatuillas de los Premios Soberano a lo largo de los años, Wanda hace una pausa. Y entre fotografías de sus hijos, se confiesa: para ella conquistar grandes espacios es un triunfo, pero ser madre es su mayor recompensa.
Educar desde el amor, el mayor legado
Siendo figura pública, Wanda reconoce que criar en estos tiempos es un gran desafío. Sin embargo, apuesta por el ejemplo y la coherencia como pilares.
“Educar desde el amor, y con el compromiso que se requiere, da buenos resultados”, afirma.
Intenta sembrar en sus hijos los valores que recibió de sus padres: respeto, humildad, fe, trabajo y empatía.
“Esos son los valores que me han llevado a ser el ejemplo de muchas dominicanas y comunicadores, que ven en mi trabajo entrega y responsabilidad”.
Un mensaje a las mujeres: no posterguen el amor más grande
Wanda invita a no temerle a la maternidad ni a postergarla por ambiciones profesionales: “A veces no hay un trofeo que te den o una placa de reconocimiento por ser la mejor mamá, pero eso te da un reconocimiento personal, una satisfacción personal para toda la vida”.
Wanda y su hijo Erickson Carvajal Sánchez
“Cuando eres madre, te redescubres como ser humano. Se despierta una sensibilidad especial, y esa capacidad infinita que tiene la mujer de hacer, de mirar y de entender varias páginas al mismo tiempo”.
Y si hay algo que le queda claro, es que la semilla que se planta en los hijos, algún día florece.
“Uno no puede cansarse. Eso se queda. Y ellos, en el tiempo, lo ponen en práctica. Por eso la mamá me decía esto. Por eso me advertía lo otro…”.
En un mundo donde las mujeres siguen rompiendo barreras y conquistando espacios, Wanda Sánchez demuestra que no hay mayor liderazgo que el que se ejerce desde el amor. Madre, comunicadora y dirigente gremial, lleva con firmeza sus responsabilidades, pero es en el abrazo de sus hijos donde encuentra su verdadero centro.
Porque entre las luces del espectáculo y el ruido de la agenda diaria, ella ha descubierto que el éxito más grande no se mide en estatuillas ni titulares… sino en el orgullo que ve reflejado en los ojos de sus hijos.
Wanda Sánchez no solo preside una institución, preside un hogar. Y en ambos, su sello es el mismo: entrega, valores y corazón.