Los dominicanos no somos muy votantes cada vez que hay elecciones, a pesar de que en los últimos procesos, la abstención ha ido aumentando considerablemente, hasta situarse en 44,71 % en las presidenciales del año 2020.
A eso se pueden atribuir factores como la pandemia, que en ese momento estaba generando un alto pico de contagios de covid-19, pero en los procesos del próximo año se podrá mediar si la abstención fue por la influencia del virus, y para eso habrá que llegar del 20 % al 31 % prepandemia.
Aun así como la abstención ha sido alta en las últimas elecciones, hay un segmento de votantes que no se pierde la oportunidad de ir a las urnas, antes cada dos años, ahora cada cuatro, por la unificación en el mismo año de las elecciones presidenciales, congresuales y municipales.
Entre esos votantes, hay muchos que son fieles a partidos, y que no cambian sus votos aunque estén disgustados con la organización en la que militan, pero hay otros que votan en base a la mejor oferta que reciban, unos que lo hacen por alguien cercano con quien se sienten comprometidos, y algunos pocos votan por la que entienden es la mejor propuesta.
Elegir la mejor propuesta debería ser la norma, pero la creciente desconfianza en la clase política, hace que cada vez los electores confíen menos en palabras bonitas. El pica pollo y los 500 pesos siempre son parte de la política, algo que muchos critican, y otros se benefician, poco tiempo, pero lo aprovechan.
Esos a los que va destinado el pica pollo y los 500 pesos, que posiblemente ya no sea ese monto a causa de la inflación, son quizá los más criticados por una clase social más elevada, que tendría que ponerse en sus zapatos para conocer más el porqué de las cosas.
Ojo, no estoy justificando ese tipo de política clientelar. Lo que sí sé, es que los político se encargan de que la “compra” de votos mediante ese método, es a veces lo único que reciben sus votantes, porque la mayoría proponen hacer de todo lo que se les pide en los sectores, sabiendo son cosas inalcanzables.
Ya eso está cambiando, los votantes no son ilusos y han dejado de creer en promesas.
El que no cumple tiene su consecuencia en las urnas, como ocurre en Santo Domingo Norte, donde hasta ahora, cuatro alcaldes no han podido lograr la reelección.