Presumo que dentro de pocos años volveremos a lo básico. Sobreestimulados con la tecnología, desgastados los cuerpos de trabajos con jornadas extenuantes, y perdiendo movilidad en un tráfico inamovible, nos enamoraremos nuevamente del contacto personal, los cuerpos hambrientos de abrazos se volverán a encontrar. El éxito no será sinónimo de dinero y caminar será un placer.
Los venenos de moda como la comida en exceso, el alcohol y las drogas no serán igual a amor. Este sistema nos está enfermando hasta al punto de no darnos cuenta de ello. No queremos sentir nada displacentero porque lo confundimos con infelicidad y detrás del todo está bien y de miles de máscaras nos escondemos.