Volver a casa
Pensar en volver a los brazos de mamá es lo que en verdad significa volver a casa. Durante una etapa de la vida, las personas pensamos en los novios, esposos o parejas como esa otra mitad o complemento; sin embargo, cuando somos adultos solo el hogar materno resulta ser ese remanso.
Quienes vivimos fuera del país materno, y hemos estado fuera una larga temporada, soñamos tomar un vuelo y como niño pequeño correr a los brazos de la madre y esos familiares y amigos con quienes nos hemos mantenido en contacto gracias al teléfono y los medios electrónicos; y aunque la distancia se amortigua, el contacto físico es irremplazable.
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Planificar ese esperado viaje, al cual en un primer momento es solo por vacaciones, amerita grandes rituales que requieren meses de preparación. La primera idea es relativa a las compras para familiares y amigos, luego surgen las necesidades propias.
Poco a poco se van sumando los objetos y las maletas se achican, por lo que el viajero se ve precisado a comprar una caja o un tanque. Si el proceso inicia con mucha antelación requerirá una segunda o hasta una tercera caja.
Las compras de vuelos muchas veces se realiza hasta con seis meses y un año de antelación, pero otras veces solo con unas semanas o unos días.
Finalmente, cuando llega el día los nervios se apoderan de viajeros y familiares. Las madres se debaten entre cocinar lo que sus hijos amados adoran comer y tenerles eso calientito o unirse a la caravana que irá al aeropuerto a buscarlos.
Mi madre diría: “prepara algo temprano y alístate para que también los abraces en el aeropuerto y al llegar a casa solo calientas”. Felicitaciones y muy buenos deseos a los involucrados en estas vacaciones.
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